Se marcharon pasado el mediodía.
Llegaron a un pueblo pasada las diez de la noche, Dracul estaba intranquilo aunque no sabía porque.
No tenía sus poderes y estaba cada vez más débil, no tenía como saber qué era lo que estaba mal, pero su instinto le decía que tuviera cuidado, que estuviera en guardia, pues había un peligro cerca de él.
Dracul los metió a escondidas al establo de uno de los granjeros y se acomodaron allí para pasar la noche. Ninguno tenía dinero para pagar alojamiento. Ni siquiera para pagar por un plato de comida o un simple pedazo de pan. Todas sus comidas eran gracias a las cosas que Demian conseguía para ellos, y obviamente eran todas robadas, pero ellos no dirían nada, ni mucho menos se quejarían. Estaban más que agradecidos con él.
De madrugada un grito a lo lejos despertó a Dracul, se quedó en su lugar mirando en esa dirección, aguzando en oído.
Volvió a oír un grito a lo lejos, se levantó lentamente y salió de allí para ver de donde provenían los gritos. Camino por casi media hora, estaba llegando a los faldeos del cerro. Había muy pocas casas allí y cada una separada por varios metros de la otra.
La lluvia era intensa pero eso no era problema para Dracul, a pesar de la lluvia y el viento, olio la sangre. Siguió su rastro y por instinto salto a la rama de un árbol y luego a otra y a otra hasta que quedó por sobre el hombre que estaba encima de una mujer que tenía los ojos abiertos pero en ellos ya no había vida.
El vampiro termino de beber y ser rio de lo fácil que había sido sacar a la mujer de su casa. Dracul se saboreó pues ese vampiro había llegado en un muy buen momento. Involuntariamente salió de sus labios un pequeño gruñido de satisfacción y el vampiro lo oyó, se dio vuelta enseguida pero Dracul ya estaba sobre el mordiéndole en cuello, y rodeándolo con sus piernas para que no se le escapara. El vampiro le enterró las garras en los muslos, los brazos, los costados. Se trataba de defender desesperadamente pero Dracul lo tenía fuertemente aprisionado. En solo un par de minutos el vampiro estaba drenado por completo, y Dracul totalmente recuperado de su debilidad. Aunque seguía manteniendo su forma humana se sentía poderoso y lleno de energías.
Su olfato le indico que el vampiro no estaba solo. Había llegado al pueblo con dos amigos más. Dracul miro su rostro para saber a cuál de los que había liberado había asesinado, pero se llevó una gran sorpresa, pues no tenía idea de quien era, y eso solo podía significar que los cazadores no habían atrapado a todos los vampiros y él tampoco. No supo si preocuparse o alegrarse, pues significaba que podría buscarlos y cazarlos o visitarlos de vez en cuando para una pequeña donación involuntaria.
Ni siquiera tenían que enterarse, podía ser muy discreto si quería.
Se relamió y se concentró en ese olor especial que tenían los vampiros. Dio con ellos cerca del establo donde estaban los niños. Se enfureció ante la idea de que los encontraran y los asesinaran. Desmembró el cuerpo del vampiro y uso sus renovadas fuerzas para convertirlo en cenizas de un instante a otro.
Observó a los dos vampiros que se paseaban discretamente por fuera del granero mientras se preguntaban por la extraña esencia que olían, no era humana pero tampoco de vampiro o de lobo. Más que nada estaban intrigados.
Dracul los observo durante varios minutos para ver que hacían, cuando decidieron separarse e ir cada uno por un lado del granero, Dracul supo que era el momento de actuar.
Mato a la mujer rápidamente y luego fue por el otro. Subió sus cuerpos al techo del granero y sin demora bebió hasta la última gota de sangre. Sus fuerzas estaban más que restablecidas. A través de la sangre de estos dos vampiros vio quienes eran, de donde venían y cuantos más de su clan habían logrado ocultarse de él y los cazadores.
Quince vampiros habían logrado salvarse de la cacería de los cazadores, doce ahora que se había alimentado de eso tres.
Se dijo que no tenía apuro, ya sabía a donde pertenecían, cuando los necesitara los buscaría. Se deshizo de los cuerpos y volvió al granero para descansar un par de horas. Había tomado el dinero que los vampiros cargaban con él, así como las cosas de valor que les podían servir en el futuro.
Al despertar los muchachos se encontraron con varias mudas nuevas, incluso había un par de botas nuevas para cada uno de ellos. Dracul llevaba un pantalón negro con una camisa blanca, un chaleco sin magas y una gorra gris. Se veía totalmente distinto al día anterior, y no era sólo por su ropa nueva. Se veía sano, con buena salud.
Los niños se miraron entre ellos y se abalanzaron sobre las cosas, salieron corriendo de allí una vez que el dueño del granero los descubrió. Salieron corriendo como alma que llevaba el diablo, no pararon hasta que salieron del pueblo. Al menos la lluvia había parado, aunque hacia bastante frío. Aun así los niños se asearon en el río y se vistieron con las ropas nuevas.
Todos se veían muy distintos.
Al entrar nuevamente al pueblo iban algo inseguros, pero Vestein les dijo que si se mostraban seguros la gente no les diría nada ni se metería con ellos.
Dracul no estaba muy seguro de lo que estaban haciendo, pero decidió dejar que el muchacho los guiara esta vez.
Tomarían desayuno como todos unos caballeros. Entraron a un restorán por primera vez en su vida y no fueron mirados con asco o echados a patadas del lugar. El mozo los atendió como si ellos fueran jóvenes de familias adineradas. Harek les dijo que debían comer como lo hacían los demás, para no llamar la atención.
Dracul miraba los cubiertos, miraba a su alrededor y miraba a las otras personas. Se sentía totalmente fuera de lugar, no quería estar allí. Sentía que se estaba ahogando dentro de aquel lugar con todas esas personas a su alrededor. No tenía intención alguna de ver en sus mentes, pero si podía sentir sus emociones, no había nada que pudiera hacer para evitarlo o aminorarlo.
Sentía que la cabeza le daba vueltas, estaba a punto de pararse y salir huyendo de allí cuando sintió una mano en su hombro. Su primera reacción fue golpear a quien se atrevió a tocarlo pero se detuvo al oír el suave tono de voz.
La muchacha tenía el cabello de un dorado impresionante, sus ojos eran tan azules que parecía que uno se podía perder en ellos.
_ ¿Estás bien? Le pregunto mirándolo directamente a él
Demian la miro sin saber que contestar y luego miró a los niños, ellos estaban tan sorprendidos como él. Y tampoco tenían idea como proceder. Ellos eran huérfanos, niños de la calle, la escoria de la sociedad, no sabían de los buenos modales o como dirigirse a una señorita como ella.
La muchacha se sonrojo al darse cuenta que ninguno le contestaría. Dio un paso atrás para marcharse pero Dracul le sujeto la mano y le dijo que los disculpara.
Se puso de pie inmediatamente, los otros niños lo siguieron. Se presentaron ante la sonrojada muchacha, pero hasta ahí llegaron, no sabían que hacer a continuación.
Estaban todos de pie mirándose las caras unos a otros sin decir nada, y Dracul seguía sosteniendo la mano de la muchacha que seguía igual de roja, sin duda, estaba bastante arrepentida de haberse acercado a esos niños.
Harek le dio un codazo para nada disimulado a Demian y apunto con la cabeza a sus manos aún tomadas. Ambos se soltaron como si se hubieran quemado de repente.
El mozo que los atendía se acercó a ellos a preguntarles si todo estaba bien y si la señorita se uniría a ellos en la mesa. Los niños lo miraron como si le hubiera salido una segunda cabeza. Vestein se aclaró la garganta y le dijo a la muchacha que sería un honor para ellos, que una señorita como ella los acompañara a tomar desayuno. La muchacha miro en dirección a su madre que la miraba sin saber que pasaba y le hacía señas para que fuera a su lado. Clara agradeció la invitación pero se disculpó para ir al lado de su madre.
Ellos solo asintieron y la vieron marcharse, se sentaron rápidamente pues estaban llamando la atención y eso no era algo que quisieran. Había varios curiosos mirando que sucedía. Uno de esos curiosos estaba bastante intrigado con los niños, sobre todo con el más pálido y delgado del grupo. Demian era observado atentamente mientras desayunaba con los muchachos y hablaban de cualquier cosa.
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DRACUL ( IV libro, Serie La Niña Y Los Monstruos)
VampireLibertad, eso era lo que sentía Dracul ahora que no estaba atado a ninguna promesa o juramento de ningún tipo. Dracul cree que es un ser totalmente despreciable e incapaz de amar o tener algún sentimiento bueno hacia un ser humano. Todo lo qu...