DRACUL ( IV libro, Serie La Niña Y Los Monstruos)

CASTIGO 2 parte

Los niños dieron un paso hacia él y él dio dos pasos hacia atrás.  Esto es estúpido,  pensó Dracul  porque estoy tan asustado, son solo  unos cuantos mocosos a medio morir.  Y aquello no era una exageración,  era todo un enigma el cómo se mantenían en pie.  Todos estaban inmóviles preguntándose qué hacer a continuación.

Uno de los niños  dio otro paso hacia él  y Dracul no supo que hacer.   Miró en todas direcciones casi esperando que apareciera alguien para sacarlo del apuro.

Cuando el niño llegó  a solo unos cuantos centímetros de él, Dracul lentamente llevo sus manos a su espalda.  Si tocaba a alguno de los niños en su forma demoniaca lo asesinaría inmediatamente.  A pesar de todo lo que les había ocurrido, el alma de los niños era buena, e incluso inocente.  No podía tocarlos estando así.

A pesar  del miedo que los niños sentían del demonio frente a ellos, se fueron acercando hasta quedar al lado de su compañero, Dracul tenía las manos apuñadas en la espalda y la boca cerrada firmemente, no sabía qué hacer.

Debo cambiar a forma humana se dijo, tal vez así las cosas serán más fáciles para todos.

Una pequeña de no más de tres años se acercó a Dracul y se abrazó a él, en ese mismo instante Dracul dejó su forma de demonio y tomo forma humana.  Los niños se asustaron  pero se calmaron enseguida al ver en que se había transformado.

_"Eres una señora hermosa" dijo la pequeña  que lo había abrazado.

Dracul miro hacia abajo enseguida, pues no entendió las palabras de la niña, él había cambiado a la forma de muchacho,  el mismo que   había viajado con Harek y los demás.  Miró a  los ojos de la niña y vio lo mismo que veían ellos.   Se soltó de la niña y fue hasta el baño que había en el primer piso.  El espejo estaba hecho pedazos,   pero algunos eran  lo suficientemente grande para  comprobar lo que veía en los ojos de los niños.

_" ¿Porque tome esta forma... que significa esto?" murmuro en voz baja

Había tomado la forma de Aryela Leppala no tenía idea porqué.  Se miró las manos y eran definitivamente las manos de una mujer,  se miró a sí mismo y vio que llevaba un sencillo vestido y unas botas negras.   Toco su rostro y era  muy suave, se sentía como se veía  en el espejo, toco su cabello con delicadeza y sentía los rizos entre sus dedos,  jugo con ellos unos instantes,  mientras su corazón latía  de manera ensordecedora.   Sentía miedo, preocupación, angustia y otras  emociones que no entendía.  No le gustaba lo que sentía pero sabía que era por  haber tomado la forma de esa mujer.   La vampira había dicho que él era ella,  pero Dracul no se sentía como una mujer, tampoco se había sentido como un chico cuando anduvo en la  forma de Demian.  Solo se sentía  en su lugar cuando estaba en su forma demoniaca. 

_" ¿Porque lloras?" Pregunto el mayor de los niños,   tenía trece años.

_"Estas enferma" pregunto  otro

Todos lo estaban mirándolo desde la entrada del baño.  La luz del alba poco a poco iba iluminando el lugar  e iba dejando en evidencia el desastre que había por todos lados.

Dracul se puso de pie, sin saber aún que hacer con los niños.

_"Tenemos hambre" dijo la pequeña que se había abrazado a él.

Dracul les hizo señas con la mano para que salieran de su camino, ellos obedecieron enseguida,  ninguno dejaba de mirarlo, y él se ponía cada vez más incómodo, pues ellos esperaban que él los cuidara.

_"Vamos a la cocina" dijo Dracul, y lidero el camino.

Una vez que llegaron, la cocina estaba llena de vidrios, pero fuera de eso estaba bastante limpia y ordenada.  Al menos no estaba llena de loza sucia y con un horrible olor.

Dracul abrió la despensa y  contemplo la enorme cantidad de comida que había allí. Cerró los ojos y meneo la cabeza,   debería haber golpeado más a esos desgraciados pensó.

Se volvió hacia los niños y les dijo que vieran que querían comer y lo sacaran de allí, él quitaría losvidrios para que no se fueran a cortar. Quiso usar sus poderes pero se dio cuenta que no  podía pues estaba en forma humana. Suspiro   y meneo la cabeza, miro a su alrededor hasta que encontró una escoba.   Empezó   a  barrer  mientras  los   niños   escogían  que  cosas  comerían.  Estaban  eufóricos, jamás   en  sus  vidas habían  visto  tanta  comida.