NIKOLAS

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Dracul no se había percatado en ningún momento que un  vampiro  lo observaba atentamente,  y oía todo lo que decían. 

El vampiro llevaba días buscando a los compañeros con los que había salido de Grecia, pero no los encontraba por ningún lado.  Había entrado a ese restorán para resguardarse de la lluvia y pensar un rato.  Además el lugar era el más concurrido de la ciudad, y de acuerdo a los gustos de sus amigos,  lo más probable es que de este lugar salieran las próximas victimas que se convertirían en su alimento.  Al oler en dirección a los niños,  se dio cuenta que ellos no pertenecían allí.  Por debajo del olor a limpio que los humanos podían percibir, había otro olor, uno que solo alguien que tenía un excelente  olfato podía detectar.   No tuvo dudas que ellos eran niños de la calle  haciéndose pasar por gente de respeto, su olor  los delataba.  Concentro todos sus sentidos en esos niños e inhalo en su dirección varias veces y estaba seguro que el que se llamaba Demian, era diferente a los demás,   muy en el fondo olía a podredumbre, maldad, rabia, pena, pero por sobre todo  sentía un inhumano poder que se desprendía de él,  y  que trataba de ocultar.

Nikolas lo miraba detenidamente y nada en su apariencia   dejaba ver lo que había tras esa mascara de alegría y simpatía que mostraba al resto.  Nikolas, no solo era el mejor rastreador de su clan, sino también  el único conocido hasta ese momento, con la capacidad para ver en el alma de los que lo rodeaban, y jamás,  en sus quinientos años de existencia como inmortal, se había topado con alguien como ese Demian.  Desgraciadamente no podía  seguirlos pues tenía que encontrar a sus compañeros de viaje, pero sabía hacia donde se dirigían los niños,  una vez  que encontrara a los suyos, se desviarían de su destino original  e irían a ese orfanato.  Estaba seguro que a sus amigos también se sentirían intrigados con ese muchacho. 

Se puso de pie sin quitarle la vista a esos niños  y paso por el lado de ellos lentamente.  Al momento de pasar por  detrás de Demian, lo sintió tensarse y ponerse en alerta.   Pasó como si nada y salió del lugar sin mostrar lo que realmente sentía en ese momento.   Al pasar por su lado había sentido un miedo tan grande que fue  toda una hazaña que no haya echado a correr  despavorido de aquel lugar.   Si había tenido alguna duda antes, definitivamente ya no.   El tal Demian no era humano, tampoco vampiro y definitivamente tampoco un lobo.

Fuera lo que fuera, era algo nuevo en el mundo, y era de temer.  Debo encontrarlos y salir de aquí se dijo mientras caminaba por las calles rápidamente para alejarse de aquel restorán.    Sabía que Demian era algo que él no podía enfrentar solo, y nadie le podía asegurar que no iría tras él para asesinarlo o hacerle lo que quisiera.  No había podido ver en su mente a pesar de haber mirado fijamente a sus ojos durante varios segundos, esto solo lo preocupo más.  Si los otros vampiros tampoco podían ver en su mente,  estaban en problemas, pues no sabrían que esperar de él.

Esa cosa,  sea  lo que sea, es demasiado peligrosa para estar suelta en el mundo.  Pensó el vampiro

Hay que terminar con el dijo en voz baja mientras se alejaba de allí.

DRACUL ( IV libro, Serie La Niña Y Los Monstruos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora