Capítulo 31

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POV DAVID

La había perdido, había perdido a la unica mujer que había querido de verdad en toda mi vida y todo por cometer una estupidez absurda. Todavía no me podía creer que hubiera besado a Jessica, con el asco que le tenía desde incluso antes de que lo dejaramos, tampoco me podía creer que por poco me la había follado, me faltó muy poco para perder la cabeza por completo y hacer algo todavía peor. Recordaba ese día como si fuera ayer porque le daba vueltas una y otra vez a todo lo que había ocurrido intentando darle una explicación a lo que me había pasado.

Esa mañana había estado con Sofía todo el tiempo, quería aprovechar al máximo el tiempo que estaba con ella porque sabía que me esperaba una comida tortuosa con la estúpida de Jessica, no tenía ganas de ir, pero Sofía me había pedido que arreglara las cosas con ella para que no fuera incomoda la situación para nadie cuando estábamos todos juntos. Tenía razón, debía hacer un esfuerzo por llevarme mejor con Jessica, al fin y al cabo era una de las mejores amigas de Sofía y para ella era importante.

Quedamos en mi casa, me pareció lo mejor porque así podría librarme rápidamente de ella si se ponía pesada y de paso, aprovechaba lo que me quedaba de día para estar con mi maravillosa novia. Sonó el timbre puntual, a la hora que habíamos quedado y como siempre, iba vestida de tal manera que parecía que se había comprado la escasa ropa que llevaba encima dos tallas menos de las que le correspondía para que le quedara bien ajustadita. Todo el tiempo que estuve saliendo con ella viví con el miedo permanente de que alguna prenda de su ropa estallara por haber respirado un poco fuerte de más y la tela me diera una hostia en toda la cara que me dejara tuerto.

— ¡Daaaaviiiidd! — Gritó en cuanto abrí la puerta, acercándose a mi con la clara intención de darme dos besos.

No me aparté por educación, pero me costó la vida mantenerme quieto y no poner cara de asco cuando sus labios tocaron mis mejillas

— ¡Cuanto me alegro de que me hayas llamado para ir a comer! ¡Te he extrañado mucho! Tenemos que ponernos al día con taaantas cosas...

Me estaba poniendo enfermo su voz nasal y asquerosa... ¿como pude aguantar tantos años saliendo con esta mujer?

— Bueno, vámonos a comer algo que me muero del hambre — dije intentando convencerme a mi mismo de que cuanto antes nos fuéramos, antes acabábamos con esta tontería.

No tardamos demasiado en encontrar un sitio para comer, básicamente yo le dije que sí al primer sitio que propuso porque me daba igual donde comieramos, siempre y cuando la comida acabara pronto. Habíamos entrado en uno de los restauranted que ella calificó de "lo más de lo más", yo no quise contestarle.

— Ay David, ¿que te pasa? Estás muy callado... — dijo simulando estar triste y aprovechando para coger mi mano que estaba encima de la mesa. Yo la aparté rápido.

— Lo siento.

— Va, venga... cuéntame por qué querías quedar conmigo hoy, ¿va todo bien con Sofía?

— Sí, he quedado contigo justo por ella.

— ¿Por ella?

— Me ha pedido que solucione las cosas contigo, por el bien de todo el mundo.

— ¡Ay, cariño! Si estamos así es por tu culpa, sabes que yo siempre he estado dispuesta a llevarme genial contigo. — Dijo echándome una mirada que pretendía ser seductora, a mi me dió urticaria.

Pasé de contestarle a su indirecta y cambié de tema, le pregunté que tal le iba todo, pensando en que igual tirando por ahí dejaría sus indirectas, mientras me contaba lo difícil que era su día a día — entre ir de compras, trabajar en lo que fuera que trabajase y quitarse a todos los chicos de encima que decía que le iban detrás, era super agotador ser Jessica— yo me pedí una botella de vino que pensaba bajarmela entera antes de que acabara el primer plato para acabar la comida sin volverme loco de escuchar tanta tontería.

Esos besos que me dasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora