Capitulo 7

279 16 0
                                    

— Eres un pelín egocéntrico, ¿no crees? — no me gustaba nada que me hablaran de esa forma —. He estado muy ocupada estos días.

— No me mientas, Sofía. Sabes perfectamente que te conozco muy bien. Sé cuándo me estás mintiendo y ahora mismo lo estás haciendo.

— ¡Vale! No quería hablar contigo, ¿contento?

— ¡Pues claro que no! — me gritó acercándose a mí —. No entiendo por qué cuando te cabreas en vez de hablar las cosas siempre te largas o desapareces.

— ¿Por qué no entramos en mi casa y dejamos de darle el espectáculo a los vecinos? — le dije ya enfadada ¿Por qué se ponía así? ¿A caso no puedo hacer con mi tiempo libre lo que me de la real gana?

El murmuró un vale poniendo morritos como siempre hacía cuando estaba enfadado conmigo, también lo acompañaba con un tonito enfadado que me hacía muchísima gracia. Nuestras discursiones nunca eran demasiado graves porque siempre me hacía reír cuando se ponía así.

— Me vas a decir ya que te pasa, ¿por qué me ignoras? — me preguntó en cuanto cerré la puerta.

— Porque sé que te has enfadado por no haberte contestado el mensaje — a ver si esta vez colaba la mentirijilla. Cuando vi la cara que puso supe que ni de coña.

— ¿Me vas a decir la verdad o me voy sentando para cuando decidas contármelo? No pienso moverme de aquí hasta que me lo digas, así que tú veras.

— Vale pesado, no me hace gracia que vuelvas con Jess... no creo que sea lo mejor para ti — solté de carrerilla

— ¿Quién te ha dicho que iba a volver con ella? — me preguntó acercándose lentamente a mí.

— Hombre... El domingo se fue de tu piso por la mañana, es evidente lo que... — no me dejó ni terminar la frase, me puso la mano en la boca, cosa que hizo que toda mi piel se pusiera de gallina.

— Nunca jamás en mi vida voy a volver a estar con ella. El otro día la viste saliendo de mi casa por la mañana porque ese sábado en teoría se sentía mal después de lo que estuvimos hablando y como estábamos cerca de aquí le dije que podía quedarse en mi casa hasta que se pusiera mejor. Es cierto que intentó algo conmigo. Pero no la quiero, nunca la voy a volver a querer — me lo dijo mirándome a los ojos con esos preciosos ojos marrones que tenía.

Durante unos segundos solo pude quedarme mirándolos embobada escuchando a medias lo que decía, cuando mi cerebro lo registró reaccioné y le pregunté.

— Entonces... ¿por qué quedaste con ella? — mi voz salía en un susurro, lo tenía tan cerca que casi no podía ni respirar.

— Porque quiero volver a quedar con todos vosotros, como hacíamos antes de que saliera con ella. No sabes cómo echo de menos aquellos tiempos — dijo mientras me cogía el pelo y le daba vueltas entre sus dedos.

No sabía lo que pasaba entre nosotros en ese momento pero sabía que lo tenía que parar de inmediato, entonces me acordé de lo que me había dicho Sara esa misma tarde y le solté un manotazo en el brazo, el me miró con cara rara.

— Es de parte de Sara, porque todavía no la has ido a visitar — en cuanto lo dije una sonrisa de cariño cruzó su rostro. Sabía que la quería un montón, nosotros tres de pequeños éramos inseparables.

— ¿Cómo está? Hace muchísimo que no la veo.

— Pues... embarazada de ocho meses. Salía de cuentas esta misma semana... es posible que hasta esté de parto en este mismo momento — la cara que se le puso fue digna de una foto y eso hice aprovechando que tenía el móvil a mano.

No era de extrañar que le sorprendiera tanto lo que le acababa de decir, al fin y al cabo llevaba como dos años sin ver a Sara tampoco. La última vez que la había visto no tenía ni novio y ahora estaba a punto de ser mamá.

Como era natural, estuvo haciéndome un interrogatorio completo sobre Lucas, lo quería saber todo, desde dónde se conocieron, cuando empezaron a salir juntos y todas esas cosas. Yo le contesté con paciencia a todo, al fin y al cabo sabía que se preocupaba mucho por ella. Cuando éramos pequeños se comportaba siempre como nuestro hermano mayor siempre protegiéndonos de todos aquellos que se burlaban de nosotras o nos hacían daño.

Cuando vio claramente que yo sólo podía hablar bien de Lucas decidió que tenía que conocerlo cuanto antes, pero que se quedaba tranquilo al saber que yo le había dado el visto bueno. Seguimos hablando de Lucas y Sara durante un buen rato hasta que el timbre nos interrumpió.

Fui a mirar quien era y cuando vi a Dani al otro lado de la puerta le abrí sin darme cuenta de quien estaba conmigo. En cuanto vio a David puso mala cara y me miró como si le hubiese besado delante de sus narices.

— ¿Qué hace él aquí? — exigió saber, sus celos volvían a dar caña.

— Estábamos hablando, ¿quieres pasar o te vas a quedar vigilando la puerta? — me estaba empezando a cansar y mucho su actitud.

— No, déjalo. Veo que estas ocupada — me contestó de malas formas —. Cuando acabes con tu amiguito a ver si queda un poco de tiempo para tu novio.

Y se fue, me quedé un rato mirando con cara de incredulidad como se iba escaleras abajo. David se me acercó para intentar animarme un poco, pero como en esos momentos necesitaba un rato para pensar con claridad le dije que por favor me dejara sola. No puso pegas y se fue a su casa.

Sabía que desde que David había vuelto a mi vida, el tiempo que pasaba con Dani era mucho menos. Sobre todo porque hacía dos semanas que no pisaba el gimnasio, cosa curiosa porque intentaba evitar mi casa durante la gran mayoría de los días, pero en ningún momento se me ocurría ir al gimnasio.

Se me hacía un poco difícil aguantar sus celos, pero en cierta medida los entendía. Si Marta y Nely se habían dado cuenta de que todavía no tenía superado del todo lo de David también Dani se podría haber encajado las piezas y ver por qué me comportaba así. En ese momento me di cuenta de que estaba poniendo poco empeño en mi propósito de olvidarme de David.

Me negaba a volver a alejarme de David, no quería volver a perder a mi mejor amigo y al apoyo más grande que tuve en mi vida desde que tengo uso de razón, pero iba a empezar a hacer las cosas distintas. No iba a dejar que me afectara tanto lo que me dijera o lo que hiciera con quién le diera la gana. Iba a dejar de darle vueltas al tema de David y Jess y también iba a hacer lo que fuera para dejar de sentir todo lo que sentía cuando me tocaba.

Para conseguirlo simplemente me tenía que enamorar de Dani. Fácil, ¿verdad?

Esos besos que me dasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora