Capítulo 30

172 10 1
                                    

— ¿Vas a venir a hablar conmigo o vas a seguir perdiendo el tiempo con tonterías? — Preguntó David desde el sofá donde se había sentado.

— No estás en posición de ponerte borde, menos después de lo que has hecho. Estoy dejándote que me expliques lo que me tengas que explicar, pero si te pones así es mejor que cojas la puerta y te vayas ya. — Contesté lo más cortante que pude desde la cocina.

— Lo siento, estoy nervioso...

— Ese no es mi problema, no tengo que pagar yo que la hayas cagado y ahora lo quieras arregarlo.

Se quedó callado, supongo que no supo que contestar. Yo me acerqué lentamente hacia el sofá, lo último que me apetecía era volver a escuchar lo que había pasado entre él y Jessica, pero no valía la pena seguir alargándolo, cuanto antes me sentara a hablar con él antes acabábamos.

— Bueno, ¿de qué quieres hablar? — Pregunté sentándome en el sillón que había al lado del sofá, lo más lejos posible de él.

— Antes que nada, quería pedirte perdón por hacerte daño. Por estropear lo nuestro. Todavía no soy capaz de explicar que coño me pasó ese día, en ese momento, para dejarme llevar así y acabar besándola. Te puedo asegurar que esos besos no significaron nada para mí, absolutamente nada, me arrepentí en cuanto me volvió a funcionar correctamente el cerebro y me di cuenta de lo que estaba pasando. La única escusa que puedo poner es que durante toda la comida me estuvo recordando los buenos momentos que habíamos pasado, había bebido bastante vino, porque sabes que ya no la soporto mucho y pensé que eso me ayudaría y al final no se muy bien como acabamos en mi casa, en el sofá, con nuestros recuerdos...

— No sigas... — lo corté ahí porque sabía que venía después y seguía sin estar preparada para oírlo.

— Ya sabes lo que pasó después. También sabes que todas y cada una de las veces que te he dicho que te quería lo decía de verdad. Siento haberte hecho daño, pero por favor dame otra oportunidad. Sabes que juntos somos geniales.

— No puedo hacer eso — contesté en un susurro, no sabía ni que decir, no quería que me pidiera una nueva oportunidad, no quería que me siguiera haciendo daño, no quería tenerlo cerca de nuevo.

— Si lo dices por tu novio...

— No, no lo digo por él — lo corté antes de que siguiera por ahí—. No lo hago por Dani, lo hago por mí, ¿como crees que podría volver a confiar en ti después del daño que me hiciste?

— Como lo hiciste hasta ahora, todavía me quieres, si no no estarías tan afectada. No sé por qué siempre te empeñas en volver con ese imbécil.

— No metamos a Dani en esto, él no tiene nada que ver con lo que pasó entre nosotros. Tú la cagaste, me hiciste daño y lo peor es que lo hiciste con una de mis mejores amigas. No voy a poder volver a confiar en ti.

— ¿Por qué exageras tanto? — Preguntó alzando la voz, se lo veía cada vez más enfadado—. ¡Solo fueron cuatro besos tontos! ¡Ni siquiera me la follé, eso sí sería grave, pero fueron cuatro estúpidos besos! ¡Lo has mandado todo a la mierda por unos besos estúpidos que no significaron nada para mí!

— ¡Porque traicionaste mi confianza! ¡Porque me mentiste durante semanas! ¡Y porque lo hiciste con tu ex! ¿Como coño pretendes que vuelva contigo ahora? Cuando salgas por ahí con tus amigos, cuando estés lejos de mí yo solo estaré pensando en que igual estás con otra, que yo no soy lo suficiente para ti y que tienes que ir buscándolo en otra. Que a mí solo me quieres porque es cómodo estar conmigo, porque siempre he estado ahí pero realmente no me quieres, que solo me necesitas porque soy una de las personas que más te conoce y por eso soy práctica. Eso es lo que voy a pensar, eso es lo que pienso que soy para ti y por eso no puedo volver a estar contigo. Porque yo arriesgo muchísimo más estando contigo que tu conmigo.

Esos besos que me dasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora