Empezó a reír como toda una desquiciada, entre dientes. Y volvió a Ángel únicamente para devorarlo. Yo estaba aterrorizada, quizás tenía más pavor que Tatiana.
—Ahora puedes ayudarme a devorar a tu amante— dijo con la boca llena de sangre y la mirada fría.
—Eres un monstruo, te estás devorando a Ángel—dijo entre sollozos. La hizo levitar y la lanzó hacia la pared.
—¡Cállate! ¡Cállate!— exclamó toda histérica— Estoy cansada de tantas porquerías, te vas a tragar a tu maldito amante y se irán al infierno juntos. Así que cállate.— Su tono de voz me era intolerante— Uno por uno te los comerás, y juntos vamos a danzar— El colmo, daba piruetas, levitando los restos de Jheff.
—¡No!— gritó Tatiana con una voz extremadamente aguda, pero no lo pudo evitar, aparentemente .
—No, estoy cansada de esta situación— dijo seriamente. Lo terrible es que esa era mi cara, mi cuerpo. Ella también empezó a flotar y con la sierra la degolló, toda la sangre salpicó. Y todo el show se acabó.
Volví a ser yo misma. Y lo único que pude hacer fue llorar. Me arrodillé y empecé a pedir perdón; por dañarlos, por dañarme. Jamás nadie se iba a poner a escuchar mis razones, y no tengo razones, no tengo razones para matar. Claro, mi conciencia se apoderó de mi cuerpo. No era una bruja ni mucho menos una hechicera, nunca jamás había tenido contacto con la magia, es más yo llevaba un estilo de vida poco mundano, yo quería acercarme a Dios, tenía dudas sobre nuestro existir. Y todo se arruinó. Ganas de vivir no me quedaban.
—No llores, hiciste lo correcto, no es tu culpa— dijo la voz.
—Claro que sí es mi culpa— dije en voz alta— Los maté, yo soy una asesina, una asesina serial— No podía retener las lágrimas.
Cerré los ojos por unos minutos, aún estando en el piso. Cuando los abrí, no lo podía creer. Todo estaba limpio; mi ropa, el baño, únicamente estaban los cuerpos, eso fue mucho más tenebroso. No iba a preguntar, ya tenía suficiente. Yo iba a ir para un precinto y me iba a entregar, allí ellos decidirían si llevarme al manicomio, encerrarme, ejecutarme, lo que se les viniera en gana. Cuando levanté la vista, estaban otros pares de lentes de contacto, tenían color miel, igual que los míos, así que los agarré, me los puse y me levanté.
—Mira, el bolso de Tatiana, enciende su teléfono y vas a ver algo asombroso.
—Hice lo que me inquirió, y cuando se encendió el teléfono, se empezó a reproducir un video. Lo que vi era atroz, falso, espeluznante. Empecé a estremecerme. Vi que Tatiana era la que mataba a Ángel y que luego se suicidó, de una forma tonta. La sierra estaba conectada a un enchufe, y se decapitó a sí misma. Eso no es posible.
—No, no, no, no, no— repetía consecutivamente—. Yo los maté, y tengo que pagar, eso es falso— dije confundida—. Estoy decidida. Me voy a entregar— dije firmemente.
—No, no lo harás— dijo con seguridad.
—Sí lo haré— contradije.
—Si lo haces, acabaras con toda la gente que amas.
—No quiero hacer eso— dije, pensándolo mejor. Se supone que encerrándome dejaría de hacerle daño a la gente y no era así.
—Entonces ya sabes.
En un parpadeo estaba de vuelta al baño de mujeres. Suspiré y salí de allí, preguntándome cómo nadie pudo escuchar lo que sucedía. Para mi sorpresa, Andrea estaba afuera del baño esperándome, con cara de pocos amigos, sabía que me iba a reclamar.
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Asesina: El secreto de Lysa
Mystery / Thriller¿Qué haría si su «conciencia» le diera órdenes para asesinar con el pretexto de que está haciendo justicia?, ¿caería en la tentación, o intentaría no ser manipulado/a? Lysa es una joven venezolana-canadiense de veintiún años de edad que tenía una...