Capítulo 7: Déjà Vu

69 14 5
                                    



—¡Suéltame!— grité— Necesito salvarlos— dije bajando el tono de voz—, son mis padres.

—Tranquila— dijo una voz masculina con serenidad. Suavizó la manera en la que me sujetaba y así pude voltear y mirarlo a los ojos. Nos miramos por varios segundos. Tuve una sensación extraña, él me parecía conocido. Es más alto que yo, tiene el pelo corto y castaño; unos profundos ojos color azul, y su mirada me era conocida. Por eso fue que me quedé viéndolo de una manera extraña y él a mí.

Instantes después me encontraba entre sus brazos. Me había abrazado y yo le correspondí, siendo franca ese abrazó también me parecía conocido; Era como un Dejá vú

—Por favor no me abraces— dije estremeciendo entre sus brazos.

—Entiende que ellos un día tenían que irse—Al escuchar esas palabras lo empujé para que me soltara, me entristeció mucho lo que dijo.

—Ellos no tenían que irse de esta manera— Volví a subir el tono de voz.

Andrea se acercó y me di cuenta de que me miraba con lástima, sus ojos la delataban.

—Escucha, déjame llevarte a una cafetería— dijo el joven. Unió sus cejas y sus ojos, me enseñaban preocupación.

Suspiré— Está bien— dije. Él había rodeado sus brazos en mi cintura, y no era necesario, yo podía caminar sola.

—¡Suéltame!— exclamé— puedo caminar sola. Me hizo caso y me soltó. No pensé en nada, simplemente corrí hacia la carretera, quería acabar con esto de una buena vez.

—¿Qué crees que estás haciendo? — dijo mi conciencia. Igual no contesté, no pensé, solamente corrí y en ese momento un auto rojo venía en la misma dirección que yo iba y...no supe más nada.

Lukas POV.

Esa reacción me fue tan tonta. Pensar en que suicidarse es la mejor manera de resolver los problemas cuando en realidad no es así. Todos los autos dejaron de circular. Su amiga estaba allí dando vueltas a su alrededor y ella tirada en el piso, inconsciente o muerta. Me arrodillé, la levanté y la sostuve sobre mis piernas, quería averiguar si seguía viva. Efectivamente, su corazón no había dejado de latir, por tanto opté por sacar mi teléfono de mi bolsillo y llamar a una ambulancia. Marqué 264178 que según sabía era el número de las ambulancias en Chacao. Logré dar la dirección en la que estábamos y solamente quedaba esperar.

—Chica, dando vueltas no le estás ayudando en nada— dije para ver si su amiga dejara de caminar por doquier.

—¿Y tú crees que le ayudaste levantándola del lugar en el que estaba?— preguntó con histeria— ¿Acaso no sabes nada de primeros auxilios?

—Pues al menos llamé a la ambulancia y no daba vueltas por doquier esperando a que resucitara por sí misma— contesté con fastidio.

En minutos llegó la ambulancia y la retiraron del piso para subirla al camión. Nosotros queríamos ir con ella pero los paramédicos dijeron que si no éramos familia no podíamos ir. Le enseñé mi placa y le dije que tenía todo el derecho de ir con ella al hospital, al igual que su amiga. No tuvieron más remedio que dejarnos subir.

—¿Eres policía?— preguntó la muchacha.

—No, esa placa es de mi tío— le susurré.

(...) Al llegar al hospital la trasladaron al quirófano, la joven y yo nos quedamos esperando.

—Me llamo Andrea ¿Y tú?— dijo con una sonrisa aparentemente sincera.

—Soy Lukas, ayudante de mi tío el detective y estudiante de criminología— contesté de la misma manera.

Asesina: El secreto de LysaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora