Capítulo 8. Progresos.

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Gotas de Agua.

Capítulo 8. Progresos.

Un estruendo en el exterior lo hace fruncir las cejas y gruñir una maldición en voz baja. Ya era de mañana y aquí la vida comenzaba temprano, como en otras culturas más. El tren, o metro eléctrico, ya ha pasado al menos dos veces desde que el rey ha comenzado a medio despertarse pero esta segunda ha sido especialmente ruidoso, ¿tendrá a tanta gente?

Muchos estudiantes lo usan, y trabajadores. Un vagón puede llenarse tanto hasta el punto de no poder respirar entre tanta gente, ¡es toda una aventura!

Vaya aventura. ¡Era toda una aventura para los pervertidos, eso sí lo cree!

Se cubre la cara con una almohada pero es inútil, una vez que se despierta ya no se puede volver a dormir. Termina por aceptar su realidad y abre los ojos, quitándose la almohada de un manotazo.

Palpa el sitio a su lado y solo se frustra más. Es cierto, aquí no hay Judar...

Aburrido, se sienta y estira los brazos al techo, se estira mientras bosteza de forma ruidosa y mira fijamente la puerta. Baja los brazos y mira ahora la habitación.

Es la habitación de Judar, debería explorar. Ahora sabe que para un japonés su vida privada es muy importante, pero no puede perder la oportunidad. Comienza por los cajones que no había abierto la noche anterior, pero no era nada del otro mundo. Ropa, apuntes, libretas... Judar incluso tiene una bolsa llena de útiles escolares por si acaso se le termina algo.

¿Acaso este hombre no esconde nada? Todos guardan sus secretos, seguramente tiene revistas porno bajo el colchón de la cama. Prueba con levantar la cama, distendiéndola de paso, y mira bajo el mueble.

Pues sí tiene algo interesante. Libretas, y muchas. Curioso, sujeta el colchón con solo una mano y se inclina un poco, estira la otra mano y toma un par de cuadernos, se aleja un par de pasos y el colchón cae pesadamente.

Tch, espera que el sonido no alarme a la mujer, ahora mismo no quiere que nadie lo moleste. Se sienta sobre la cama, completamente hecha un desorden ahora, y pone una pierna sobre la otra mientras ojea con interés el cuaderno, pasando hoja en hoja rápidamente.

No todo está en japonés.

Termina por cerrarlo y por reírse en voz alta, sintiéndose engañado.

Eran tan solo apuntes, apuntes viejos de biología. Del 2013. ¿Por qué los guarda?

Prueba con la otra libreta pero es el mismo cuento, aunque esta vez con apuntes de... ¿Matemáticas, física? Tiene números. No sabe comprenderlo, así que se aburre rápido y cierra el cuaderno, luego se levanta y repite la acción de levantar el colchón.

Era la misma historia con los demás cuadernos, un total de 27. ¡Todos tenían apuntes! No había ni una sola revista pornográfica bajo la cama, ¿encontraría una tras un mueble? ¿Quizá en el suelo?

Luego de dejar los cuadernos como estaban, o al menos eso piensa, decide investigar el suelo y bajo los muebles.

No puede creer que Judar sea tan puro, ¡todo hombre ha tenido curiosidad alguna vez de esto! Y lo más intenso que le ha hallado al muchacho son esas historias con jerarquía extraña de razas que lee.

Se rinde y entra al baño para ducharse, pero termina llevándose un susto.

Sinbad y un baño japonés jamás se habían encontrado antes. Era todo muy... extraño. Reconoce una tina, ¡pero era de madera! ¿Esa cosa resiste! Y el suelo resbala mucho, pero... ¿por qué ese banco? ¿Y el lavabo? ¿Y esa piedra qué hace aquí? Además, ¿qué es esa cosa del suelo? Parece...

Gotas de aguaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora