Capítulo 13. Quinta marca.

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Gotas de Agua

Capítulo 13. Quinta marca.

Hoy despertó temprano, como siempre. Sinbad estaba roncando y en esta ocasión alejado de su cuerpo. Eso era común, a veces al rey no le gusta tanto en calor. Pero hoy, al fijarse bien, notó que el rey tiene uno de esos problemas por los que todos los hombres pasan en las mañanas. Aunque en Sinbad no era frecuente.

Aún bajo la cobija era más que evidente, y la imagen no se le fue de la cabeza ni siquiera al irse al baño para asearse. Cuando salió de nuevo, unos minutos después, el rey continuaba dormido, pero tenía una mueca bastante extraña. Parece incómodo, ¿por qué será?

El propio rey le da la respuesta cuando palpa, entre sueños, el sitio a su lado. Lo está buscando. El corazón se le hincha de extraño placer –o felicidad– y se acerca a la cama otra vez.

— Aquí estoy.

La mueca del rey se fue relajando, pero su mano todavía palpaba en busca de algo. Como siga sin encontrarlo seguro que vuelve a ponerse inquieto. Se inclina y toma la mano izquierda del rey para luego posarla en su cintura. El pulgar del rey acaricia terreno y luego sus dedos se ciñen a su piel, causándole un escalofrío.

En las últimas dos noches no ha parado de tener curiosidad. Lo que sabe sobre sexualidad es casi lo básico, recibió la debida educación pero jamás, jamás, experiencia propia. Y desde que Sinbad lo hizo sentir realmente bien... Era como si plantara en él una semilla, y ahora esa semilla está germinando y con ello sus ansias. Sus ganas de probarlo, de experimentar.

Jamás nadie tan apuesto se había fijado en él.

— Te pusiste muy nervioso, ¿tienes un mal sueño? ¿Por eso me buscabas?

No tiene respuesta tal, pero los labios del rey se quedan separados luego de suspirar.

— Todavía tienes problemas. —Murmura, echando un vistazo rápido a la cobija que cubre sus piernas y cadera. — ¿Quizá no fue una pesadilla sino un sueño apasionado? Oh, ¿Cómo debería reaccionar...?

Su cuerpo se mueve sin plan. Comienza por sentarse en la cama, cerca del rey para que no suelte su cintura. Le quita la cobija con una mano de apoyo. Con la cara completamente roja se atreve a pasar su mirada por todo el cuerpo desnudo del rey, prestando especial atención a su entrepierna.

Es muy difícil dejar de ver. Capta por completo su atención.

Y para cuando decidió que era buena idea sentarse sobre el torso del rey, la consciencia del mismo comenzó a volver lentamente, pero permaneció sin abrir los ojos. Sinbad ni siquiera se alerta cuando siente un peso extra encima. Tiene más interés.

— ¿Qué soñaste?

¿Le gusta hablar con los dormidos? No soñó nada particular, simplemente pasa. A veces.

Pronto siente el rostro del japonés cerca, y se contiene en no corresponderle el beso que acaba de dejarle sobre un labio, pero de todas formas cierra los labios lentamente, como si pareciera una casualidad.

¿Hasta dónde llegará el muchachito?

Parece que, aunque haya sido lento, su movimiento espanta a Judar porque de inmediato se echa para atrás y suelta un chillido.

Una sonrisa quiere aparecer en sus labios pero el rey se resiste a su propio impulso. Apenas ladea la cabeza y hace el movimiento de girar su cuerpo también, Judar de inmediato levanta la cadera y lo deja moverse.

Parece que no va a hacer nada.

— Te falta confianza.

— ¡Sinbad! —Espantado, Judar se baja de inmediato del rey y se sienta a un lado, sobre sus muslos. Tiene las mejillas rojas y se muerde el labio fuerte.

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