Capítulo 15. Soñador.

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Gotas de Agua.

Capítulo 15. Soñador.

Desde su punto de vista la cena había salido muy bien. La pintura ya estaba en sus manos, o en las de Judar, y el muchacho causó una buena impresión con los pocos generales que todavía no lo habían visto. Todavía no lo hablaba con ellos pero lo dejaron claro. Está seguro de que incluso a Sharrkan le pareció mono.

Ese encanto natural, y cuesta admitirlo, es parte de ambos gemelos. Pero en Judar el efecto dura más y no se va cuando lo conoces bien.

Mientras suben las largas escaleras hasta el castillo Judar se muestra un poco abochornado mientras carga el peso de la mochila en la espalda. Tiene un cuerpo bastante atractivo pero se nota que algo de actividad física lo cansa. Por eso se detiene y sin darle oportunidad ni a preguntar se inclina al frente para atraparle la cadera. Ya una vez que consigue detenerlo se acerca desde atrás y lo gira para proceder a pasar un brazo tras sus piernas.

— Arriba.

— ¿Vas a cargarme hasta que lleguemos arriba? —Parece sorprendido pero contento al mismo tiempo.

Por alguna razón el rey no se siente para nada incomodado por la mirada de ternura que le da Judar mientras él sube los escalones.

— Hasta la cama.

.

Aunque la promesa de esperarlo hasta media noche estaba ahí el rey duda mucho que Judar alcance a estar despierto. Antes de cerrar la puerta de la habitación pudo jurar que los ojos de Judar se cerraron para no abrirse hasta mañana. El chico se notaba cansado.

No sabría de qué, pues él lo cargó por casi toda la escalera y todavía las dos más hasta el tercer piso.

Camina en silencio hasta su oficina donde luego de sentarse en su silla abre la laptop y la enciende, esperando con paciencia a que la interfaz cargue. Una vez que lo hace abre un cajón del escritorio y saca una pila de papeles, pronto comienza con su trabajo nocturno.

Todo estaba tranquilo en la noche. A veces, cuando levanta la vista y mira a su izquierda, puede ver a través de la ventana las luces de su querida Sindria por la noche e igualmente importante el reflejo de la luna sobre el inmenso mar que rodea su isla. Piensa que será una buena experiencia una noche llevar a Judar a pasear por la playa. Seguramente será agradable pasar una noche al aire libre otra vez.

¿Muy romántico? Cuando piensa en esa posibilidad su sonrisa se alarga y por un momento siente una extraña satisfacción. Satisfacción que se va cuando alguien toca la puerta.

— ¿Puedo entrar?

Oh, su madre.

— Por supuesto. —Apenas terminar de decir eso ya la puerta se abre. La reina Esra entra con una sonrisa bonita adornándole el rostro y con dos tazas humeantes sobre una brillante bandeja.

— Los extrañamos en la cena.

— También te extrañé.

Optando por detener su trabajo temporalmente, el rey aparta la laptop hacia un lado y se quita los lentes para dejarlos sobre el escritorio. Acepta sin palabras una taza de café que se termina en los primeros cinco sorbos. Su madre siempre cuida sus niveles de cafeína por estas horas. Eran las nueve y cuarto. Su madre lo acompaña con su propia taza en silencio. Entonces, cuando terminan, las tazas ya vacías regresan a la bandeja en una esquina del escritorio y la mirada de su madre se le adelanta.

— Debemos hablar.

— Claro. ¿Sucedió algo?

— Es sobre Judal y la joya, mi hijo. —Escuchar eso es suficiente para interesarse en la conversación todavía más. — Las cosas están... demorándose mucho, querido Sinbad. Se me ocurrió una provocación que seguro va a traerlo aquí.

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