Capítulo 17. ¿Miel o chocolate?

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Gotas de Agua.

Capítulo 17. ¿Miel o chocolate?

Sinbad quedó totalmente sin habla al encontrar los ojos de Judar con tantos sentimientos. El muchacho parecía emocionado y al mismo tiempo nervioso y halagado. ¿Por qué halagado? Bueno, si Sinbad pudiera leer sus pensamientos se daría cuenta de que Judar estaba pensando en lo mucho que Sinbad se había esforzado para hacer esto. Y quizá arreglar un juego sexual no era una cita romántica exactamente pero para el significaba mucho.

Judar levanta el rostro y ambas miradas se encuentran una vez más. Se muerde el labio con la intensa mezcla de sentimientos siendo cargados sobre sus pensamientos. Su corazón le latía muy fuerte y su estómago le dolía como pocas veces. Está excitado y apenas y se han acercado.

— ¿Entonces de eso se trata? Cuando te vi yendo a recogernos a Anwar y a mi pensaba que estabas enojado por algo. —Admite en voz alta, pues recuerda perfectamente la mueca de enfado que tenía. Aunque ahora más bien piensa que tenía una mueca más de concentración. — No me... esperaba esto.

Más relajado, Sinbad suelta una risa baja. Toma ambos frascos, uno en cada mano, y lo mira con la misma sonrisa galante que tiene para las cámaras.

— Siempre quise hacer esto. —Pero nunca antes tuvo el impulso de hacer esto con nadie más. Ni siquiera con Judal. Pero con Judar... ahora mismo solo sentía ganas de ensuciar sus manos con miel y refregarlas en el cuerpo de su adorable amante.

Pero eso no iba a decirlo en voz alta.

Judar mira, embobado, como Sinbad relame lentamente su labio inferior. Otra vez siente su estómago encogerse.

— ¿Qué vamos a... hacer?

El pelinegro toma asiento al borde de la cama. Sinbad lo imita, divertido pues notó el rostro de Judar enrojecer todavía más.

— Primero escoge. —Responde el monarca, levantando un poco los frascos sobre sus manos. — ¿Quieres miel? —Pregunta, levantando el frasco con el contenido púrpura. — ¿O chocolate? —Y ahora levanta más el frasco con el líquido oscuro.

— ¿Puedes recordarme para qué los vamos a necesitar? Y quiero... el chocolate.

Bien, entonces la miel es suya.

— Te lo diré en un momento. Por ahora vamos a... ponernos cómodos. —Deja ambos frascos sobre la mesa, que desplegó hace poco, para luego quitarse la corona y el turbante claro después. Con una liga, que había tenido sujeta en su muñeca hasta el momento, se ata el cabello en una coleta alta. Finalmente deja su celular sobre la mesa y vuelve a sentarse para entonces mirarlo. Judar también contempla el rostro del rey por unos segundos hasta que Sinbad alza las cejas y sonríe con tranquilidad. — ¿No vas a ponerte más cómodo?

— No lo... ¿sé? ¿Cómo debería...

Comprensivo ante la vergüenza e inseguridad del profesor, Sinbad pasa una mano por debajo de las rodillas de Judar y otra tras su cuerpo, por la espalda baja. Lo levanta sin mucho esfuerzo y lo trae hasta su regazo. El rey tiene las piernas separadas.

— Oh, así. —luego Judar suelta una risa con tintes de nerviosismo.

A Judar se le escapa un suspiro cuando la mano derecha de Sinbad presiona gentilmente una de sus rodillas. Y curvea las cejas hacia arriba cuando la mano sube hasta su muslo interno, bajando después nuevamente hasta su rodilla. La tela de su pantalón no le impide sentir la calidez que desprende la mano del rey ni tampoco sentirse bien con un toque tan erótico.

Dorado y rojo se encuentran una vez más, se siente claramente una mezcla de sentimientos entre ambos para Judar pero el rey no parece notarlo, o quizá solo quiere ignorarlo Por un lado Sinbad de nuevo se contiene para ir lento y hacer que el profesor lo disfrute. Por el otro lado... Judar está muy nervioso, pero también fascinado con la idea de que Sinbad se esforzó para planear esto y mejor aún, que fue para él. Estaba halagado. Y, demonios, caliente.

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