Capítulo 11. Cita sexual

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Gotas de Agua

Capítulo 11. Cita sexual.

Luego de ese reencuentro en el castillo, el rey había tenido que excusarse diciendo que debía ponerse al corriente con el trabajo acumulado y que era necesario comenzar ya. Claro que antes de irme le dio a la reina Esra un beso muy largo en la mejilla y luego a él, una mirada bastante cargada que todos los adultos pudieron apreciar antes de desaparecerse por un pasillo, con la joven princesa todavía encima.

Lo siguiente que recuerda fueron los agudos chillidos de Kougyoku, y si insistencia porque se lo contara todo. Antes de ser arrastrado la mirada de la reina fue bastante clara.

No hables más de la cuenta.

Y bueno, no habló más de la cuenta.

— ¡No puedo creerlo!

— La verdad es que a mí mismo me cuesta creer que es real todavía.

— Pero es maravilloso, Judarchan. Eres el jardinero de un rey, ¿te imaginaste alguna vez algo tan grande? —Y para darle la misma chispa de sus palabras, extiende las manos al techo y luego las va bajando con emoción. — Pero no solo eso, ¡eres su novio!

Sus mejillas se encienden de nuevo, pero baja lentamente la mirada con timidez. Novios no era la palabra correcta, seguramente ni el rey Sinbad lo ve así.

— Uh, no, yo no diría...

— Pero se han besado. Deben ser novios. Y lo vi, Judarchan, y seguramente la reina también lo vio. ¡Te miró demasiado raro! Parecía que eras el único al que podía ver, ¡fue tan romántico! Escucha, estoy molesta, muy molesta en realidad. No me gustó nada que no me hayas llamado, o dejado una carta con el dinero que me enviaste, ¡pero ya lo entiendo!

— Por casualidad... ¿qué es lo que entiendes? —Pregunta, mirándola a los ojos esta vez.

A Kougyoku se le hace la sonrisa más grande.

— ¡Te olvidaste de mi por él! —Las manos, tibias, de la dama toman el rostro de Judar para apretarle las mejillas. — Un pez así de gordo no debe ser tomado tan a la ligera, muy bien~

— No, Kouchan. —La toma de las muñecas y se suelta amablemente, luego le deja las manos en el regazo. — El rey Sinbad y yo no somos pareja. Simplemente es un juego entre nosotros dos.

— ¿Algo así como ser amantes?

Judar hace una pausa antes de contestar.

— Creo que sí, esa es la palabra correcta. Amantes. Solo nos hemos besado, en verdad. —Aclara ante la mirada indiscreta de Kougyoku, para después reírse.

— ¿Me dices la verdad? No tengo mucho de conocer al rey pero parece un hombre de esas novelas turcas, tan lleno de... sex appeal, y el beso que te dio tenía tantas ramas de galán. —Se ríe de forma suave. — Parece un hombre tan jovial que no puedo creerte~

— Ni siquiera lo veo tanto al día. Comparto las comidas con la reina Esra y el rey Sinbad, pero de ahí en más...

— Pero parecen llevare muy bien, ¿no? —Dijo, recordando el tono tan vivaracho del rey con una de las llamadas entre Judar y él. — Seguro se te propone. —Y tras decir aquello, ambos japoneses comparten risas allá, en el cómodo invernadero de Judar.

.

Para el atardecer, Judar había terminado de enseñarle casi todo el jardín a Kougyoku, con su debido descanso con refrigerios en lo que no hicieron nada más que ponerse al día el uno con el otro, aunque ambos guardaban un detalle importante.

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