Capítulo 9. Sex shop.

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Gotas de Agua.

Capítulo 9. Sex shop.

Si bien se dijo que no iba a darse sus propios placeres y que iba a concentrarse en resolver el misterio antes de completar los tres días, estaba siendo muy duro consigo mismo.

Después de todo, su estilo de vida preferido sigue siendo el despreocupado.

Se quita los lentes de sol y los guarda en el bolsillo trasero.

Empuja la bonita puerta de cristal opaco con una mano y entra al local. Un aroma a cítricos y a lubricante le da la bienvenida junto a un tintineo bastante comprometedor, pues la mayoría de personas dentro lo miran de repente.

¿Qué pasa? Que no es la primera en la que entra tampoco. Suelta la puerta luego de pasar y sin más observa, luego comienza a caminar por un corredor.

¡Pues sí que estaba lleno de cosas! Pero él no encuentra lo erótico. Es decir, libretitas con dibujos, videos... pasea las yemas de los dedos distraídamente por todos los títulos mientras lee los que están en inglés, pero pierde interés rápidamente.

Casi todo va de mujeres, que no le desagradan pero ahora que su amante actual es un hombre como que pasa de ver mujeres.

Es un extraño respeto.

Continua caminando y va al pasillo de al lado, pero solo hay más mangas. Por suerte la tienda parece bastante grande.

Nota con pena ajena que uno de los clientes que ojea una revista tiene un asunto peligroso en el pantalón, y rueda los ojos con diversión mientras pasa tras él como si nada. Disimuladamente echa un vistazo al contenido de la revista, pero no puede sino bufar.

¿Quién puede excitarse por un dibujo? Ni siquiera es realista. Él sí que tiene buenas piernas esperándolo y un mar de sonidos agradables, Judar es muy receptivo y sumiso.

Y no debería estar pensando en él ahora porque comenzará a...

Tarde, ya está buscando algo para el muchacho sin darse cuenta.

En otro pasillo, no muy lejos de la entrada todavía, mira con interés los lubricantes. Bendito sea el que el inglés sea idioma universal porque puede leer lo más interesante perfectamente bien, como los aromas y los ingredientes. Si no recuerda mal Judar no es alérgico a nada, ni al látex o a algo más.

Se ríe en voz baja cuando piensa que Judar sí es alérgico a algo y es a no trabajar, pero lo hace mientras sujeta una botella de lubricante y muy seguramente acaba de verse como un pervertido que ya está pensando en qué tanto hacerle a su novia.

Aunque Judar no es su novia.

— Es algo que hacen solo las... parejas. Y usted no es mi novio.

Tonterías. El sexo era sexo y ya, una forma primitiva del humano de entenderse el uno al otro y ya, no una ceremonia especial o alguna ñoñería más.

Su país, sus reglas. Y ese japonés ya era suyo.

Estaba en todo su derecho.

— Solo lo hacen las parejas, es muy íntimo...

Por alguna razón comienza a pensar que lo que hace es un crimen.

Pero el que Judar reaccionara tan bien y no se asustara con sus caricias le hace volver a pensar –erróneamente cabe mencionar– que Judar no es virgen. Entonces no hay delito.

Pero si no lo es, ¿con quién habrá...?

Quizá un día le pregunte.

Mira ahora con atención el lubricante en su mano, y termina por encogerse de hombros. Un bonito lubricante térmico de chicle está bien. Seguro que Judar se lo agradece porque este hombre tiene un tamaño del cual presumir, y Judar es bastante más pequeño que él para comenzar. Le llega al hombro.

Gotas de aguaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora