Capítulo 12

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—Lo siento.

Donghae paró de secar su cabello y puso la toalla húmeda alrededor de su cuello. Sus ojos se encontraron con la frágil figura del hombre sentado sobre la cama, el hombre que no había dicho una palabra hasta ese momento, aunque las primeras palabras del castaño esa mañana habían sido solo para tranquilizarlo. Porque Donghae había cumplido su promesa; había estado allí cuando Hyukjae había despertado. Pero eso era solo lo que él pensaba.

Mordiendo su lengua, Donghae se detuvo cerca del armario, dándole la espalda a éste.

—¿Por qué? —preguntó y observó con creciente preocupación lo agitados que eran los movimientos del mayor mientras pasaba su mano por su cabello, sus ojos nunca abandonaban las arrugadas sábanas de la cama.

—Lo siento por todas las cosas que hice mal —murmuró Hyukjae, con voz baja y temblorosa—. No fue mi intención hacerte enfadar y-y yo... No quería que pasara esto...

—¿A qué te refieres, que podría haber pasado? —preguntó Donghae silenciosamente porque el comportamiento del mayor no tenía sentido para él—. No hay necesidad de que te disculpes.

—La hay —susurró Hyukjae, su respiración se aceleró cuando pensó en las palabras de Ryeowook una y otra vez—. Lo siento...

Donghae suspiró.

—¿Vas a decirme a qué te refieres con eso? —inquirió y lo miró por un momento para luego darse la vuelta y buscar algo qué usar. Hyukjae no respondió y el castaño no esperó por una respuesta.

La toalla envuelta alrededor de su cintura y la que estaba alrededor de su cuello fueron arrojadas sobre una silla mientras se vestía; cuando casi hubo terminado dio la vuelta y el pelirrojo aún seguía observando las sábanas. Ni siquiera había notado que su novio había estado completamente desnudo en frente de él.

El castaño pasó una remera blanca sobre su cabeza y con otro suspiro caminó hacia la cama, deslizó sus dedos por el cabello rojo para luego agacharse en frente del mayor. Su mirada era atenta y estaba llena de preocupación; era casi exactamente la misma mirada que le había dado a Hyukjae luego de que el mayor había despertado de un susto solo segundos antes que él esa mañana.

—Hyukjae... Sé que algo está terriblemente mal y odio ver lo mucho que te destruye. Sabes que siempre puedes hablar conmigo sobre las cosas que te preocupan, ¿cierto? Quiero ayudarte así que por favor - dime por qué estás así. Cuéntame acerca de lo que continúas soñando.

Hyukjae levantó lentamente su mirada y se encontró con la triste sonrisa sobre los labios de Donghae que pretendía ser alentadora; una vista que hizo que su corazón doliera tan pronto como la vio. Es por eso que dejó caer su mirada hacia la mano sobre su rodilla y al pulgar que seguía acariciando su piel en un intento por hacerlo sentir mejor.

—No lo entenderías —murmuró, y no vio cómo esas palabras hicieron que la sonrisa titubeara y desapareciera, más rápido de lo que había aparecido.

—¿Cómo lo sabes? ¿Por qué no me dejas tratar de entenderlo?

Pero Hyukjae solo negó con su cabeza. Sabía que era malo guardar secretos, pero no había otra opción. Donghae no debía descubrirlo.

La cálida mano del menor se alejó de su rodilla y E Hyukjae quiso sostenerla, hacer que se quedara; casi tembló ante la repentina pérdida de calidez. La expresión en el rostro de Donghae fue ilegible cuando bajó su mirada, mordiendo sus labios.

—No confías en mí —declaró silenciosamente y asintió silenciosamente para sí mismo como si quisiera enfatizar sus propias palabras—. Pero, ¿por qué deberías hacerlo, eh? Es decir... He sido tu novio por tantos años; confiar en mi sería extraño, ¿o no?

Between Sleeping and WakingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora