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  « Me perteneces »






Cubrí con fuerza mis oídos aunque me lastimara. No quería oírlo, no podía escucharlo. El mundo, no lo soportaba.

Desaparecer deseaba. 

Rasguñé mi cuello en el lugar donde anteriormente hubo besos, donde su piel y la mía habían hecho contacto. 

Sangre. 

De sólo imaginarlo tiemblo. Tengo miedo, mucho miedo. No puedo controlarlo, se apodera de mi. 

Tengo espasmos, mi pecho sube y baja acelerando los latidos de mi corazón. Comenzaré a llorar en cualquier momento. 

No, no lo haré. 

Alce mi vista y lo ví. 

Parecía luchar contra algo, o alguien, internamente. 

Aquel rostro que sólo había visto con gestos inmutables ahora se retorcía de dolor, presionaba sus puños fuertemente y rasguñaba el piso. Sujetaba su pecho con fuerza. 

Algo le dolía y a mi también, y podía jurar sin saberlo, que era la misma cosa.

Respire tratando de controlarme una y otra y otra vez. 

Mis manos temblaban pero logre sujetarme para ponerme de pie y dar lentos y espasmódicos pasos hacia él. 

Mi corazón temeroso de que lo peor me ocurriese latía descontrolado. Me dolía, dolía demasiado. Quería retorcerme en el suelo, pero debía ser fuerte y hacer algo.

Sobrevivir, de alguna manera, como siempre lo había hecho. 

Poco menos de un metro de distancia nos separaba cuando su brazo en un rápido movimiento sujeto mi tobillo. 

Salte, dando un pequeño brinco en mi lugar. Su mano presionaba con gran fuerza sobre mi, no queriendo lastimarme, no, simplemente pidiendo ayuda.

No se si fue compasión, no sé si fue lastima, pero sentí que necesitaba ayudarle. Aunque quizá eso me matara.

Nunca en mi vida me había cruzado con un vampiro pensando que sólo eran un mito las incontables historias oscuras y tenebrosas sobre ellos. 

Pero frente a mi, delante de mis ojos, claramente tenía a uno. Un vampiro. El cual a simple vista simulaba ser un ordinario humano pero ahora sus colmillos revelaban lo contrario.

Me agache lentamente, temblaba, toda mi anatomía tiritaba de miedo.

Tome su mano, aquella que me sostenía con fuerza y doblegue sus dedos para que me soltase. Sin oponer fuerza él se dejaba tocar apenas por mi. Tome su mano con cuidado y la apreté, entrelazando nuestros dedos. 

Comencé a regular mi respiración, tratando de calmarme y calmarlo. Haciendo sonora mi manera de respirar, inhalando y exhalando numerosas veces, tratando de que él me oyera y que me imitara.

Hemophobia | VKook EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora