Hemophobia | VKook EDITANDO

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« Nuestros demonios nunca se van, solo nos queda ser aún más fuertes. »

  — Jungkook, Jungkook, Jungkook...— su voz se colo en mis oídos dulcemente. — Despierta cariño.

Su mano me acariciaba.

Abrí mis ojos sólo entonces percatándome de la pesadilla en la que me encontraba sumido.

Su rostro me recibió en mi despertar con una sonrisa, y no pude evitar sonreír también.

Abrazando su anatomía confirme que sólo había sido una alucinación terrorífica, un sueño, y que aquí y ahora él estaba junto a mí y yo lo poseía entre mis brazos.

— ¿Estas bien?— cuestiono.

Note como yacía sobre mi cuerpo sentado casi a horcajadas. Su pecho estaba desnudo, y él sol no hacia presencia aún en el día anunciando la mañana.

— Sólo fue un sueño.— explique.

A lo que acaricio con ternura mi mejilla.

Vislumbre cada rincón de su cuerpo semi-desnudo sobre mi. Sus piernas me acorralaban y él sonreía al verme inmóvil bajo su poder. 

— Todo esta bien— prometió.— Yo estoy aquí contigo.

— Lo sé— alcancé a responder antes que tomara mis labios.

Hace semanas, por alguna razón inespecifica, Taehyung y yo compartíamos cuarto. Al comienzo yo poseía mi propio lugar para dormir, pero inconscientemente terminaba en las madrugadas acudiendo a su lado en sueños o pesadillas dónde sólo a su lado lograba tranquilizarme.

Llego el punto donde simplemente deje de usar aquel cuarto que me habían asignado, usurpando su cama y durmiendo a su lado.

Generalmente él abrazaba mi cintura y escuchaba mi corazón al dormir.

Me gustaba sentir el calor de su cuerpo junto a mi. Me gustaba sentir aquel alivio a su lado.

Era inexplicable.

Curvo su columna sobre mi y besó cada rincón que desease, con mi absoluta irresistencía. 

Yo le concedía permiso de todo.

Bueno, casi todo.

  — Puedo sentirlo— suspiro sobre mi piel.— Late cada vez más rápido y se extiende a tu cuerpo. 

Deslizo con parsimonia sus dedos desde mi cuello, hasta mi pecho y más por debajo. Deleitaba la sencillez de mi piel. 

Se conformaba con sentirme cerca.

Y no hacíamos nada más.

Buscamos por largo tiempo y sin descanso en libros de magia y demás alguna cura a mi fobia. Nada. No existía nada sobre mi peculiar patología.

Y Taehyung insistía en esperar a que el temor pasase, a no hacerme daño, a no verle de forma monstruosa. A no arrancar de mi lo último que me quedase de humanidad.