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« Amar es tomar una rosa con espinas muy afiladas y manos completamente desnudas. »

—¡Estas loco!—grito hacia mi.

Notaba su enfado en cada gesto, en su mirada ofuscada y en su tono de voz.

Tensé la cuerda de mi arco con la clavija de metal de plata. Mire a través del visor y coloque la funda de las múltiples flechas en mi espalda.

—¿Y qué quieres que haga?—solté con un respiro.

—No esto Jungkook.

Dio dos pasos hacia mi.

Mi cuerpo temblaba como las hondas del agua al caer gotas cuando él intercalaba la vista de mis ojos a mis labios.

Acaricio mi cabello.

—Yo voy a protegerte a ti.-susurro.

Aquella caricia era siempre su acto más enternecedor y protector.

—Lo sé. —conteste.—Y yo también soy dueño de protegerte a ti.

Mi respuesta cambio el brillo en sus ojos.

Mostró su espalda para caminar con rabia hasta la pequeña mesa del té. Los nervios podían contra él, obligándolo a jalar de su cabello.

De un arrebato removió todo lo que la pequeña mesa contenía encima. Con violencia golpeaba el roble de la madera rompiéndola como si se tratase de rasgar un papel, como si no fuese nada, y el madero cedía ante sus puños.

Observe con calma.

¿Que más podía hacer?

Era como esperar que pase la tormenta.

El trance violento pasó y vio el desastre que había causado. Me miro avergonzado, ser poseído por tales fuerzas no era culpa suya. Respiro con falsa calma y me observo con desespero.

—Dame tiempo.-pidió tomando mi rostro.

—¿Para qué? No podemos evitar lo inevitable.

—¡Pero podemos posponerlo! —intentaba no trastabillar al hablar.—Necesitamos conseguir tiempo.

—¿Por que? —cuestione.—¿Porque no lo hacemos fácil? Simplemente... simplemente aceptarlo.

Mis palabras lo detuvieron de inmediato tensando su cuerpo.

Cómo si no pudiera concebirlo.

—Tú... ¿Tú quieres eso?—su rostro se desfiguraba.—¿Quieres que yo... que tú...—

Lo siento, lamento decepcionarte.

Perdón por desearlo tanto.

—¿Quieres que seamos reyes?

Aquello parecía imposible para él.

Pero para mi...

—Al menos estaríamos con vida.—dije.

Y aquello disgusto tanto sus oídos al oírlo.

—¿Que tiene de malo? -alce mi voz.— ¡¿Que tiene de malo querernos con vida?!

Hemophobia | VKook EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora