Capítulo 8 / Gymnopedie 1

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Se supone que mi comida favorita es el "Cottage Pie" (pastel de carne), tengo que reconocer que estaba exquisito, pero yo no diría que es mi comida favorita, cosa que no tuve valor de admitir frente a María, pues ella lo hizo con cariño y con la m...

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Se supone que mi comida favorita es el "Cottage Pie" (pastel de carne), tengo que reconocer que estaba exquisito, pero yo no diría que es mi comida favorita, cosa que no tuve valor de admitir frente a María, pues ella lo hizo con cariño y con la mejor de las intenciones.

Mientras comíamos, no pude evitar darme cuenta, de la frecuencia con la que Bryan y Alexander, intercambiaban miradas, justo después de algún gesto o comentario hecho por mi parte sobre lo buena que esta la comida, en una de esas miradas observe satisfacción por parte de los dos, lo que me lleva a pensar que mi antiguo yo, no era precisamente del club de los buenos comedores, ya que fue justo después que decidí repetir y me serví otra ración de pastel de carne.

Al acabar de comer, Alexander se encerró en su despacho, me aclaro que los próximos días trabajaría desde casa, así estaría cerca, por si se me ofrecía algo y que aunque la puerta estuviera cerrada, yo puedo entrar cuando quisiera.

Fue Bryan quien de forma atenta y cariñosa, me enseño parte de la casa, al salir del comedor, entramos en el salón, que es una estancia tan amplia como formal, cuando abrió la puerta de la cocina, que está en el pasillo de la derecha desde la entrada de la casa, dijo que ese era el mundo de María y que ahí mandaba ella, me advirtió de tener mucho cuidado con mover las cosas de sitio, mientras Bryan hablaba, María tan solo negaba con la cabeza divertida, ella me dijo que no era del todo correcta la información que me brindaba Bryan, que podíamos mover lo que quisiéramos, mientras estuviéramos dentro, pero que al marchar, todo debía quedar en el lugar donde lo encontramos.

La cocina tiene una isla cuadrada en el centro, de granito negro brillante al igual que el resto de encimeras de la cocina, en un extremo, tiene cuatro taburetes, pero podrían ser cuatro en cada extremo perfectamente, los muebles son de color blanco y todos los electrodomésticos de color inox y tiene una puerta que da directamente al jardín.

Al salir de la cocina, vi que en ese mismo pasillo había más puertas, pero Bryan insistió en enseñarme el lado opuesto de la casa, así que volvimos hasta las escaleras, pasando al lado del salón y el comedor, después me señalo que la siguiente puerta es el despacho de Alexander, seguimos un poco más y abrió la siguiente puerta, es un salón más pequeño , mucho más íntimo y con una decoración más cálida y menos sofisticada, no sabría muy bien como describir la reacción de Bryan al entrar, me dejo claro que esa estancia era su favorita pero su mirada se perdía en la melancolía.

– Este era el salón de té de mamá– me dijo al fin, ahora puedo entender lo que vi en su mirada. – Pasaba mucho tiempo aquí, bordando o leyendo.

– Es muy acogedor.

– Lo es– tras un breve silencio, se encamino hacia la puerta. – ¿Seguimos? – me sonrió con dulzura, yo asentí y le seguí.

Nada más traspasar el umbral de la puerta me quede estática, viendo hacia el frente, desde mi posición, hasta la pared que tengo justo delante, habrá unos cinco metros, desde la entrada de la casa, no se aprecia lo que ven mis ojos, pues la escalera impide la visión, el recuerdo de mi madre tocando el piano, que ahora veo frente a mí, me invade, Bryan está sentado a su lado, mientras ella toca y yo juego con una muñeca en el suelo.

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