Dedicado a Psimbolico
—Buenos días—. Escucho un susurro dentro de mi habitación.
Bryan ha entrado a la habitación sin llamar, no pienso mover un solo musculo, él está cerca de la puerta, puedo verle por la claridad que se cuela a través de esta, no pienso contestarle, espero que se crea que sigo dormida.
—Vamos hermanita, es hora de levantarse—. Le siento moverse por la habitación y en cuanto siento que corre las cortinas, me tapo la cara con el edredón y paso al plan, B suplicar
—Bryan, por favor un ratito más—. Ayer todos se confabularon para llevarme al club, se suponía que solo iríamos a comer y digo que se suponía, por que acabamos merendando y cenando ahí, cuando volvimos eran las tantas de la madrugada.
Al principio me resulto muy incómodo, mucha gente se acercó a saludarme, pero no fue eso lo que realmente me incomodaba, sino que todos me hacían la misma pregunta, ¿Te acuerdas de mí?.
Intente mostrar mi lado más amable la primera media hora, luego le dije a Bryan "Él mono de feria se quiere ir ya a casa". No sé qué fue más efectivo, si mi tono voz o el contenido de mis palabras, pero capto el mensaje y no dejo que nadie más se acercara.
He de reconocer que me lo pase muy bien, pero me lo pasé mucho mejor, cuando después de la comida Amber y Chloe se marcharon, al parecer tenían otros compromisos.
Así que el resto de la tarde, estuve en compañía de Bryan, Joshua, Sheryl, Billy, Matthew, Stephanie, "si, habéis leído bien, Stephanie también estuvo todo el día con nosotros." Reconozco que me cae bien, pero lo mejor de todo, es que note que entre ella y Amber no hay buena sintonía, eso hace que me caiga mejor.
A la hora de cenar se nos unieron DJ y Mark, que venían acompañados por Aní, que es la novia de DJ y Lucí que es la novia de Mark. Fueron estos últimos los que nos liaron hasta las tantas.
—Venga hermanita, que la comodidad de tu cama, no te impida decir si a nuevas aventuras.
—No quiero aventuras, yo quiero dormir—. Me quejo en vano, pues no puedo evitar que tire del edredón hasta dejarme totalmente expuesta a las bonitas vistas al jardín que se ven desde mi ventana.
—Estoy esperando por ti para desayunar, muero de hambre—. Hace un puchero y se tira en mi cama. —Además papá no está, podríamos organizar una fiesta—. Me habla como un niño travieso.
—Salir de cama no resulta tan fácil como degustar el bizcocho de chocolate de María—. Acabo de abrir los ojos y estoy pensando en comida, miro el reloj y son las once de la mañana, ahora entiendo que mi estómago proteste.
—Me alegra saber que no soy el único que muere de hambre—. Se burla Bryan. —Te espero en la cocina, no tardes—. Sale de la habitación y aunque pienso en volver a taparme con el edredón, no lo hago.
Me levanto y me voy directo al cuarto de baño a asearme un poco, al buscar ropa, decido ponerme el vestido rojo que me regalo Sheryl, junto con las sandalias blancas planas y salgo de la habitación para ir a la cocina donde me espera Bryan.
—Como siga comiendo todo lo que nos prepara María, acabaremos rodando—. Me dice Bryan mientras acaricia de forma exagerada su estómago.
—Bryan, ¿por qué no le llamas Nana?, ¿Por qué antes si lo hacías, no?
—Siempre será mi Nana—. Hace una pausa. —Nuestra Nana—. Enfatiza estás últimas dos palabras. —Creo que fue desde que empecé la universidad, Amber me hizo ver que era muy infantil seguir llamándola así, porque le llame María no la quiero menos.
ESTÁS LEYENDO
AYRIN
RomanceDesperté en la habitación de un hospital, no sé quién soy, ni que me ha pasado, hay unas personas que dicen ser mi familia pero yo no las recuerdo, en mis sueños hay dos versiones distintas de mi vida, en una soy una mujer feliz, estoy con el hombre...