Capítulo 8 "Conociéndola"

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 La cena fue difícil, no podía evitar desviar mis ojos hacia ella y notar que no me miraba. Debo estar demente, no me entiendo.

 La conocí hoy y ya tuve un desliz, mi linda Janet no me perdonaría jamás.

 Suspire estirándome en la cama, pase el mayor tiempo pensando acostado que otra cosa, ya debería de haberme dormido.

 Ahora la pelirroja me quita el sueño, genial, se lo agregaremos a la lista de logros.

 Sé que tengo que alejarme de ella, pero vamos, vive bajo mi mismo techo, imposible no verla ni cruzarla. Me pregunto si su pelo es de rojo natural, tiene como partes naranjas también o puede que yo sea daltónico.

 Hora de dormir, dejare los problemas para mañana.

 Amanecí temprano para poder desayunar, me puse una camiseta y baje en bóxer como siempre, hoy quisiera un buen jugo fresco, me pregunto si Fiona habrá tenido tiempo para exprimir las naranjas.

 Cuando llegue a la cocina no vi a Fiona, pero si una gran melena rojiza-anaranjada.

 Aun no decido que color es.

 Me dispuse a dar media vuelta y huir de la escena.

- Argus.

 Eso basto para que mis planes se fueran a la basura y enfrentar a la pequeña pelirroja.

- Kassia, buen día – Note que estaba roja y su mirada descendía por mi cuerpo, me acorde que llevaba bóxer.

- Buen... día –Se dio rápidamente vuelta - ¿Qué quieres desayunar?

- Tranquila, solo si hay jugo de naranja y tostadas, pero yo me preparo, desayuna tu – Dije mientras me acercaba a ella, tenía que pasar por su lado para llegar a la heladera - ¿Dónde está Fiona?

- No se sentía bien así que... - Interrumpió cuando noto que estaba cerca de ella – Deja que yo prepare el desayuno, es mi trabajo.

- No me malcríes que me acostumbro.

 Ella se río, una hermosa risa limpia y dulce, mi corazón debió salirse de mi cuerpo.

- No te preocupes, siéntate, así me siento útil también.

- Está bien, pero yo te avise – Le dije levantando mis manos y retrocediendo al otro lado de la barra para sentarme en un taburete, ella no borro su sonrisa.

 Con paciencia me sirvió el desayuno, sus movimientos era dudosos, ya que no conocía bien donde estaba todo, yo no la ayude, me parecía gracioso y tierno ver como dudaba, se alegraba cuando encontraba lo que quería, parecía una niña. Note que no se sirvió para ella.

- Desayuna conmigo.

- Pero...

- Insisto.

- Está bien.

 Se acerco al taburete de mi lado con frutas y un jugo también, estaba cerca pero lejos de mí.

 Es el momento de indagar.

- Dime Kassia, cuéntame de tu vida.

- No hay mucho – Dijo tensa.

- Yo creo que sí, no te preocupes no soy un charlatán, pero tampoco quiero incomodarte.

- SI, no sé que contar.

- ¿Qué tal si hacemos una pregunta cada uno?

- Está bien.

- ¿Color favorito?

- Verde ¿Color favorito?

- Rojo – dije sin quitar mis ojos de su cabello - ¿Comida favorita?

- Fideos con pollo – dijo sonriéndome - ¿La tuya?

- Carne a la parrilla, sale mucho mejor.

- Tienes razón.

- ¿Genero de películas favorito?

- Creo que... la comedia, me gusta reír.

- Tienes una hermosa sonrisa – Le alague provocando que se pusiera roja – Es tu turno.

- La misma pregunta.

- ¿Siempre igual? – me reí – Yo creo que la acción... pero las que además son cómicas, me gustan.

- Te toca.

- ¿Hobbies?

- Leer ¿Qué edad tienes?

- Tengo 23 ¿Tu?

- Yo tengo 20.

- ¿Te gustan los animales?

- Me encantan – Dijo alegre para pasar a una cara seria – ¡Hey! Era mi turno.

- Está bien pregunta doble para ti.

 Así pase mí mañana, de las mejores, ella me escuchaba atentamente y se reía con mis comentarios, nunca se aburrió ni me dijo algo grosero, no me interrumpió, me gusta como es.

 Estaba trabajando otra vez en la cerca, cuando me desconcentro el sonido del celular, ese ring toné lo conozco.


Janet

 Contesto sin leer el contacto, total es la única que tiene su propia melodía.

- Hola am...

- ¡¿Cómo es eso de que una cualquiera está viviendo en TU casa?! – Ya le cayó la noticia, esto será duro.

- Fue decisión de mi padre, Jan...

- ¡¿Tu padre?! Dios Argus, una cualquiera, un zorra cualquiera.

- Espérate, no es ninguna zorra, solo es una chica que ne...

- ¡¿Tienes el descaro de defender a la fulana?!

- Janet.

- Sabes hace lo que quieras.

- Termino el trabajo y voy para tu casa.

Me colgó.


 Esto se pone cada vez más difícil, Janet es muy celosa, hasta de una roca, llevare pastillas para el dolor de cabeza y condones para la reconciliación, esa es nuestra forma, ahora que lo pienso, es un tanto vacía.



Nadie la sacara de nuestra casa, no al ángel.

Rancho EsperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora