Capítulo 12 "Unidos"

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"Granero" MULTIMEDIA


 No podía dormir, me desperté me lave los dientes solo para volverme a acostar, en media hora tengo que hacer el desayuno para todos, estoy cansada y no físicamente, sino mi corazón pesa hoy, no mentiré es por Argus.

 Él me quita el sueño, genial.

 En esa media hora que me quedaba, creo que me dormí muy profundamente esta vez, porque escuche que alguien me llamaba.

- Kassia... Kass... Ángel - ¿Ángel? ¿Quién es? – Vamos arriba, te traje el desayuno – Yo esa voz la conozco.

 Abro mis ojos pesadamente, ya que el sueño no me abandona fácilmente, para ver que Argus está frente mío, mirándome.

 ¿Qué? ¡Argus esta acá! Y estoy hecha un desastre.

- ¿Argus? – Pregunte exaltada.

- Si, buen día Kassia – Sonreía nerviosamente.

- ¿Qué haces aquí? ¿Porq...

- Bueno – Me interrumpe acelerado – Yo te traje, el desayuno.

- ¿Enserio? – Dije sonriendo, no me lo creo.

- Vamos, siéntate.

 Argus tomo una bandeja grande repleta de comida, con cereales y leche mis favoritos.

 ¿Él lo sabría? No creo, no tendría como, igual no hay quejas me encanta.

 Yo me siento bien derecha, mientras él pone la bandeja en medio de la cama y se sienta del otro lado de la cama, ahora que me doy cuenta hay dos porciones de todo, va a desayunar conmigo, siento que se me sale el corazón.

 Tomo el tazón de cereales y empiezo a comer, él hace lo mismo y nadie habla, no es un momento incomodo, es muy pacifico.

- Kassy ¿Te puedo decir Kassy? – Pregunta dudoso.

- Si – Digo con las mejillas coloradas seguramente.

- Yo quería... pues veras... yo.

- Si.

- Bueno... - Suspira y me mira directamente a los ojos – Quería disculparme por cómo me porte ayer, fue totalmente grosero de mi parte, no lo merecías yo estaba enojado y me descargue contigo, estoy muy enojado conmigo por ello, te pido perdón por favor, eres una gran chica y no quiero que este enojada conmigo, no podría soportarlo, yo... - Ya no dijo mas, miro para la ventana y dejo de mirarme.

- Yo te perdono, todos tenemos malos días – Le dije sonriendo, adoraba que haga esto, que piense en mi – Además si me haces desayunos cada vez que te enojes, no me quejo mas.

 Ambos empezamos a reír como niños, él es único.

 Por la tarde recordaba como pasamos la mañana entre risas, comentarios e historias de él, me encanta conocerlo cada vez mas y darme cuenta lo estupenda persona que es.

 Cuando tenía que preparar la cena, Amanda entra a la cocina y me interrumpe.

- ¡Arriba las manos! –Yo por inercia las levanto y ella ríe a carcajadas – Era broma, lo que pasa es que pedí a Marcos que trajera comida comprada, ya que iba al pueblo, así te puedes tomas desde ahora para ti, no se puede recorrer el granero, ahí están pare de los animales te encantara, ve apúrate que esta Argus allí y seguro el te enseña los caballos, le encantan, de pequeño tuvo un poni y hasta ahora lo tiene se llama "Zorro", por la serie es de "El Zorro" era muy fanático, y siempre corría con una capa y mascara por la caza, viejos tiempos.

- Está bien iré.

 Me despido de Amanda y salgo por la puerta que da directo al campo trasero, de aquí puedo ver el granero que funciona de vez en cuando como caballerizas, cuando estas estan ciendo reparadas, voy hacia allí caminando tranquilamente.

 Al acercarme sorprendo a Argus que me sonríe mientras peina a un caballo negro, era enorme y su melena era larga, su pelo brillaba con los rayos del sol.

- Hola Kass – Me sonríe con su perfecta dentadura.

- Hola Ar – Reímos ya que en la tarde lo cargaba por no poder acortarle bien el nombre y que suene.

- ¿Viene a conoces el granero?

- Si, Amanda pidió comida, así que estoy libre.

- Perfecto – Me miro a los ojos y me pregunto - ¿confías en mí?

- SI – Y no dude.

- Sube te ayudo.

- ¿Qué? ¿Al caballo?

- Si Kassy.

- Voy a caerme – Dije negando.

- Nunca te dejaría caer.

 El me subió a su caballo y luego subió detrás mío, me tomo de l cintura con una mano y de la otra tenía el cabello del caballo, con un silbido el caballo empezó a trotar lejos del granero.

- Este corcel es mi viejo amigo, se llama "Zorro" estas seguros, ambos.

- Está bien, solo no nos sueltes.

- Nunca.



Y no sé si solo fue mi corazón, pero eso me sonó a promesa.

Rancho EsperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora