Especial 300 votos "Miranda"

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"Cafeteria" MULTIMEDIA


 Emilio miraba con amor a su mujer, su hijos corrían jugando y riendo, Amanda era mayor a Argus pero este era más rápido y la alcanzaba fácilmente, cuando ya ambos estaban sudados y sin dejar de reír.

 Su esposa era su vida, la mujer que le trajo felicidad a su vida, nunca creyó que amaría tanto a alguien como a ella, se sentía el hombre con más suerte del mundo.


PASADO


 Aunque era un pueblo chico tenía dos diferentes colegios a extremos de este, para que los chicos de zonas más lejanas vayan al que más le convenía. Emilio y Miranda iban a colegios diferentes, solo se llevaban un año de diferencia, siendo ella la mayor.

 Emilio había empezado a trabajar de mozo en una pequeña cafetería, para matar su tiempo y conseguí dinero sin pedirles a sus padres, era un buen lugar justo al centro del pueblo, muy concurrido por su gente y turistas.

 Miranda había aceptado una cita con un chico de su curso, ni siquiera le interesaba pero después de tanta insistencia por parte de este no tuvo más que aceptar. Ella se había negado a que el la pase a buscar por su casa y fueran juntos, no quería ir en el auto de él a solas, ni loca. Se había puesto un lindo vestido amarillo, unas sandalias bajas color marrón y su collar con estraces, amaba poder ponerse ropa cómoda y corretear por ahí, pero aunque no quisiera esta cita no podía vestirse mal, tomo su bolso y salió de su casa.

 Emilio estaba limpiando las mesas, le gustaba dejar todo bien limpio y atender con una sonrisa para que las personas se vayan felices.

- Emilio amigo atiende a las personas que van llegando, yo termino con esas mesas.

- Gracias amigo.

- Cuidado por donde se van tus ojos.

- ¿Qué? – Sonriendo le hizo una sutil seña con su cabeza para mirar a sus espaldas.

 Emilio quedo prácticamente con la boca abierta, nunca había visto una chica tan hermosa, su cabello color miel, sus ojos chocolate y su linda cara aburrida. Lo impresiono a primer momento, pero no se dejaría llevar por apariencias, sabía bien que había chicas hermosas en su colegio y eran puramente interesadas.

 Sin más el comenzó a atender las mesas, una pareja y unas amigas a la derecha, cuando paso el pedido se dirigió a la chica bonita.

- Buenas tardes ¿Qué desea?

- Umm... batido de chocolate.

- ¿Nada más?

- No, gracias.

 Sin más se dio vuelta y se marcho a hacer para hacer el batido, pues estos eran su especialidad, se decían que eran los mejores de la tienda, pues ponía mucho empeño en usar bien las proporciones para que quedaran estupendos.

 Cuando ya estuvo se lo llevo a la mesa, ella miraba hacia la ventana y su reloj para resoplar y comenzar a jugar con su pelo.

- Aquí tienes.

- Ah, muchas gracias.

 Vio como ella estaba totalmente desconcentrada a su alrededor y Emilio tenía unas ganas incontrolables de conocerla.

- ¿Estás esperando a alguien?

- Em... si como hace media hora – Hizo un pequeño puchero y revoleo los ojos – No me agrada esperar.

Rancho EsperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora