Capítulo 14

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Las calles están decoradas con luces navideñas en todos los árboles. Los escaparates engalanados con la alegría de las fiestas. Las calles olían a chocolate caliente y las tiendas de dulces que exhibían caramelos de bastones, se llenaban en cada esquina. La nieve se derretía perezosamente y se pegaba a los abrigos a medida que caminabas por las calles.

Una brisa helada retumbaba en mi adormecida nariz. Escondí mi barbilla en la bufanda que había envuelto alrededor de mi cuello repetidas veces. No estaba acostumbrada a este clima. Nuestros inviernos en California, nunca tenían este frío. Nate me atrajo hacia su lado.

—Vamos a ese café y pidamos algo que nos ayude a entrar en calor.

—Buena idea. Necesito un descanso de estas bolsas y estoy bastante seguro de que Haley no encontrará nada allí para comprar.

Me reí de Troye a través de la bufanda que cubría mi boca. Señalé las bolsas, mirándolo.

—Tienes que estar bromeando. Sabes que puede encontrar cualquier cosa en cualquier tienda en donde entremos. Hasta ahora, hemos estado en cinco tiendas.

—Como sea.— dijo Haley, con un gesto de su peluda mano enguantada— ¿Para qué están todas estas pequeñas y lindas tiendas, si no es para comprar cosas?

Nate se río entre dientes detrás de mí y nos fuimos todos a una mesa. Suspiré cuando el calor de la cafetería parecía descongelarme la nariz congelada. Era la única parte del cuerpo que no había sido capaz de cubrir.

—¿Qué quieres?— Preguntó Nate, quitándose la bufanda y colgándola junto a su gran abrigo negro, en el respaldo de la silla junto a mí.

—Un Latte caramelo con crema batida.— Contesté. Se dio la vuelta y se unió a Troye en el mostrador y miré a Haley.

—Siento mi nariz como si hubiera sido enterrada en la nieve.— Me quejé y la froté con las manos enguantadas. Ella asintió con la cabeza y se frotó la suya también.

—Sé lo que quieres decir. Ahora que estoy aquí y no centrada en las compras, me siento adormecida.

—Aquí vamos. Veamos si podemos hacer que la sangre helada en las venas se ponga de nuevo en marcha— dijo Troye jovialmente, mientras dejaba el Latte frente a él.

Tomé el mío de Nate y le di un pequeño sorbo, necesitando tener un poco de calidez fluyendo a través de mí cuerpo. Haley tomó la taza y la acercó a su nariz. Me reí y Troye rodó los ojos.

—Ríete todo lo que quieras, pero se siente bien.— Estudié mi taza y decidí que no me importaba lo tonto que se viera, quería calentar mi nariz también. El calor de la taza provocaba una sensación maravillosa.

—Ustedes, las chicas de California, exageran con un poco frío.

Haley bajó la taza y miró a Nate con incredulidad.

—¿Un poco de frío? ¿Estás loco? ¡Es como si estuviéramos bajo cero!—Gimió y regresó la taza hasta su nariz.

—Um, no. En realidad, allí afuera hay sólo diez grados. Ni siquiera se acerca.

Coloqué mi taza sobre la mesa.

—Um, yo diría que es mucho más frío que un poco de frío.— Haley me sonrió por defenderla y le dedicó a Nate una sonrisa de suficiencia.

El brazo de Nate se deslizó alrededor de mí y me permití fingir que mi vida era normal: que lo amaba y mi corazón no sufría daños irreparables, porque estoy enamorada de alguien que no podía encontrar y temía nunca volver a ver. La risa tintineante de mi mejor amiga y su felicidad al estar rodeada de amigos y de compras parecía tan normal. Podría fingir que esto era todo. Fingir que era feliz.

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