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Los 30 minutos que restaban de inglés me arranqué junto con Natsu, de todos modos ¿Quién quería ir a esa clase culia fome?

Él llamó a su casa pa' que le vinieran a buscar. Hizo tiempo tomando de un juguito que le dio la tía del kiosko para que no se deshidrate.

— Mi mamá está afuera— Bloqueó la pantalla del celu.

— Dale... ¿Y tus cosas?— De repente recordé que las dejó en la sala.

— Pensé que tú me las traerías... ¿Me las llevai a la casa?— Me sonrió en grande mientras la bocina del auto apuraba al Nashote.

Se despidió de lejos y yo quedé atontada...
¿Dónde cresta vive?

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— ¿Alguien sabe dónde vive este weon del Natsu?— Habló Levy mientras dejaba todos los libros y cuadernos abajo de la mesa, en la parrilla mas bien.

Hice que su mochila se hiciera pequeña y entraba en la mía como un cuaderno más.

— Noup, si se cambió de casa hace poco— Fruncí el labio mientras todos se iban a sus casas.

La sala quedó vacía. Con suerte quedó el par de pololitos que se corrían mano.

Gray se asomó a la sala antes de que pudiera salir, preguntó por Natsu y le conté lo que ocurrió.

— Justo este weon me debía una promo del Doggis...— Se coló en la caminata que llevaba con Levy hasta la entrada.

— ¿Te lo agranda por $490?— Dijo Levy con cara pícara haciendo reír— Cotito.

— Gray, ¿Sabí dónde vive Natsu?— Pregunté como que no quiere la cosa. Respondió que sí — ¿Me llevai pa'llá?

Se quedó en silencio unos segundos, rebuscó a alguien con la mirada y aceptó llevarme con él.

Me esperó, pasé al baño a tomar agua y como mi nivel de Yeta lo acredita, la maraquita de Juvia estaba ahí.
No me dijo nada hasta antes de salir.

— Oye ¿Por qué te vai con él?— Tocó mi hombro y le quité la mano agresiva.

— ¡Que te importa, sapa!— Salí como toda una diva, sabiendo que no me tocaría un pelo mientras Gray me viese.

Le hirvió hasta la sangre del útero cuando caminé junto con Gray. Lo triste es que Levy no me acompañó todo el trayecto... y me dio plancha irme sola con él.

Igual no me fui tan sola... Juvia me pisaba los talones prácticamente por todo el camino.

— Nos están siguiendo— Dijo Gray nervioso.

— Si caché— Él se detuvo y con la cabeza indicó la casa de Natsu.

Miré por si se sentía gente en la casa y revisé si había timbre. Habia un auto rojo simple estacionado adentro.

— ¡AAAAALOOOOO!— Dije sacando el huaso que tengo dentro.

— Eh... hay timbre aquí— Gray tocó el timbre y me puse roja... dat impresión que di.

Juvia nos alcanzó y como buena vieja copuchenta saludó ultra natural, haciendo la pregunta más weona sacada de Phineas y Ferb.

— ¿Qué están haciendo?— Cuica al peo.

¿Tú no vives hacia el otro lado?— Hablé con tantito de sarcasmo— Digo, porque vine a ver a Natsu.

Ni se inmutó por ello. Intento de darle celos... Fallido.

— Ah... ¿Gray igual?

— No sé, prefiero dejarlos solos— Suspiró el pelinegro sin ánimos.

— Uhh... no te vaya a salir un bebé por ahí, futura mami luchona— Soltó una risa de burro con asma.

Le quería mandarle su combo en el hocico pero justo alguien sale a abrir y resulta ser la mamá de Natsu.
A simple vista parecía joven y dócil.

— Hola tía— Saludó Gray con carisma.

— ¿Vienen a ver a Natsu?— Exclamó dudosa— ¿Cual de ustedes es mi nuera?

Weon la señora pa tierna...
Me puse pálida porque los dos me miraron a mi.

— Yo... ¡Tengo las cosas de Natsu!— Hablé presumiendo una sonrisa pepsodent... si claro...

Nos invitó a pasar, la casa era acogedora y tenía una que otra foto de Natsu, la foto de Kinder, la de octavo...

— ¿Natsu está arriba?— Preguntó Gray queriéndose ir. ¿Y la maraca en qué pinta en todo esto?

— Natsu está en el hospital— Dijo la mamá apenada.

— ¡Que!— Dijimos al unísono excepto la lenta de Juvia. Más lenta que internet Explorer.

— Tiene apendicitis.

Mi pololo falso termina siendo igual de yeta que yo... ¿Será contagioso?

Sorry, soy una chica YetaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora