The Princess [j.b.]

19. ''Pelea''

Sentir como es que la vida puede llegar a darte una segunda oportunidad te hace pensar que esta vez puedes hacer las cosas bien, de diferente manera, cambiar los aspectos que no te gustaban de ti misma; como ser tímida, ser muy callada, ser sumisa con algunas personas, dejar de ser un poco menos egoísta, orgullosa, impulsiva, etc.

Sin embargo, en las segundas oportunidades, personas que fueron manipuladoras y egoístas en el pasado y que no consiguieron lo que quisieron la primera vez, querrán hacerlo bien en esta ocasión y por nada del mundo dejarían que la oportunidad dada fuera desperdiciada y estropeada.

Claro está que era el ejemplo de Amelia Cowel.

La princesa mayor de Inglaterra, nacida a finales del siglo XVII, se caracterizaba en aquella época por ser alguien que siempre conseguía lo que quería, y no era por el simple hecho de ser una princesa aunque sobraba decir que desde bebé Amelia siempre vivió a base de lujos, comodidades y prioridades, sino por ser alguien sumamente inteligente, alguien que podía ser capaz de ver cual era el punto débil de las personas con las que ella se lograba relacionar. Durante años Amelia perfeccionó sus técnicas de manipulación, nada se le pasaba por alto y es por ello que siempre se dedicaba a explorar el palacio real sin que nadie lo supiera. En una de esas exploraciones Amelia encontró un secreto. Su madre, la Reina Elara, no era quien Amelia creía.

Y dos años después su hermana menor, Emma Cowel nació.

La diferencia podía notarse a simple vista. Emma desde niña siempre había sido la mas sociable de ambas, también la que más reía y trataba mejor a las personas. Cuando fueron ambas mayores, Amelia de 24 y Emma de 22, la hermana mayor ya había cosechado el odio que llevaba sintiendo por su sucesora. A Amelia le molestaba de sobremanera como es que las personas siempre querían relacionarse con Emma y no con ella. La forma en la que su hermana sonreía a todas horas, en la que el pueblo de Inglaterra se alegraba más cuando ella salía a saludar y sobretodo, como es que sus padres la prefirieran, tanto, que querían convertir a Emma en reina, pero aunque quisieran, no podía suceder, el trono le pertenecía a ella por ser la primogénita.

¿Y eso le molestaba a Amelia? No. Ser reina era lo último que ella quería ser.

Lo que en realidad molestaba a la mayor de las hermosas princesas, era el simple hecho de que Emma pudiera ser capaz de sentir amor y afecto por otras personas, de relacionarse abiertamente con todos y que sin intentarlo, fuera la favorita. Amelia nunca pudo sentir aquéllos sentimientos, ¿y quería hacerlo? Tampoco, pero que Emma pudiera hacer algo que ella no, era algo que Amelia no podía aceptar, ella siempre había querido ser la número 1 en todo. Aunque a su propia opinión, lo era. Emma era débil, nunca podría gobernar ni tampoco mantener estable la economía, no sabía infligir miedo ni tampoco merecer respeto, era muy blanda y perdonaba fácil. Amelia nunca perdonaba. A nadie. Una vez que perdía el respeto por alguien era para siempre y tampoco disimulaba su desprecio hacia dichas personas.

Pero aún así después de tres siglos, después de que Amelia llegó a pensar que nunca vería de nuevo a su pequeña hermana, ella despertó y con ello despertaron los sentimientos que había enterrado al momento de haber sido exiliada por sus propios padres. ¿Y todo por qué? Claro, como siempre, por su querida hermana Emma. Aunque ser exiliada no le afectó, escapó sabiendo muy bien su condena y nunca se había sentido tan feliz como en ese momento en el que todo ocurrió.

Amelia dio una bocanada más al cigarrillo, un hábito que comenzó en los años 80's. Le iba a llegar su oportunidad. Claro que llegaría. Y esta vez Amelia Cowel no debía equivocarse, todo debía volver a ser como tuvo que haber sido en el año 1712. Salvo que esta vez, lo pensaría mejor y no habría errores. Amelia borraría de nuevo a Emma de su vida, esta vez de manera permanente. Había encontrado su punto débil, aquél estúpido que la despertó: Justin Bieber.