33. ''Perdón''

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Había puesto música de fondo en unas bocinas que tardó mucho en comprender como funcionaban con su teléfono que seguía sin entender por completo, la casa estaba demasiado silenciosa y estaba ella sola, lo que nada le impedía en ponerle el volumen máximo mientras se disponía a limpiar el lugar. Metió la ropa sucia de Justin en la lavadora y mientras esperaba a que estuviera lista, limpió mejor la cocina y la ordenó. Se estaba aburriendo de estar tanto tiempo encerrada en la casa y después de que Justin se fuera, Emma supuso que lo mejor era distraerse mientras limpiaba todo su hogar. Barrió toda la estancia y la sala. Después entró en el estudio de Justin y se sorprendió por el desorden que había: papeles esparcidos por todo su escritorio y algunos estaban en el suelo. Si algo aprendió durante este tiempo, era que él odiaba que arreglaran sus cosas del estudio, él se sentía más cómodo con todo su desastre. Decidió solamente sacudir los libreros y ordenar aunque sea un poco los libros, ni siquiera él iba a notar que ella había estado ahí, barrió el piso, éste era el único lugar en toda la parte baja en dónde sacó porquerías. Justin podía llegar a ser un verdadero cerdo cuando se lo proponía.

Volvió a caminar hacia el cuarto de lavado y sacó la ropa de Justin para ponerla a secar después. Su espalda le dolía por estar todo el tiempo agachada barriendo y sacudir la parte de abajo, ya eran más de las cinco y ella todavía no comía. Abrió el refrigerador, sacó la pasta de hace unos días y la puso a calentar. Se la sirvió en un plato después, comió sola en la cocina, descansando sus talones que punzaban y su espalda que no dejaba de doler. Sólo tenía que planchar la ropa de Justin y después guardarla en su cuarto. Dejó el plato vacío de comida, lo lavó y cómo ya se estaba familiarizando con la cocina modernizada de Justin, decidió hacer la cena para él, para que cuando llegara no tuviera que hacérsela él solo. Le preparó unos ravioles rellenos de queso que estaban congelados, su comida favorita era la italiana así que no fue difícil pensar en qué podría prepararle, después sacó la lechuga del refrigerador junto con los jitomates que rebanó con cuidado para no cortarse como la última vez que intentó hacerlo. Puso los ravioles en el horno y mientras esperaba a que estuvieran ya bien cocidos, sacó la ropa de la secadora, la puso en la canasta y comenzó a plancharla. Su espalda dolía de nuevo y el calor que la plancha emanaba comenzó a acumularse en la habitación, abrió la puerta y dejó que el aire comenzara a ventilar.

Subió las escaleras después de terminar de planchar y entró en la habitación de Justin. Casi quiso gruñir al ver pantalones y ropa interior tirada en el piso al igual que la cama sin tender. Era un asco la habitación, tenía 23 años por Dios, no un adolescente que estaba en el universidad y mantenía su habitación hecha un verdadero desastre. Dejó la canasta en la mesa del centro y colgó los pantalones junto con las camisas de vestir ya planchadas y se giró con una mueca de disgusto al no poder evitar querer tender la cama. Lo hizo, la tendió y su espalda comenzó a dolerle de nuevo. Recogió la ropa sucia del suelo y la puso en la canasta, no había forma de que pudiera lavarla hoy, estaba completamente cansada. Sus ojos se detuvieron en la mesa de noche de la habitación y sonrió al ver el álbum que ella le había hecho a Justin cuando regresaron de su viaje por Europa. Estaba abierto en dónde su caligrafía decía VENECIA y sonrió al ver la foto de ambos en la góndola, ambos sonreían a la cámara y ella tenía su cabeza apoyaba en su hombro.

Bajó con el álbum entre sus manos y antes de llegar a la sala, puso la canasta en el cuarto de lavabo, después caminó y se sentó en el sillón. Regresó al principio del álbum, donde estaban las fotos de Paris y siguió así acostada viendo foto por foto, viaje por viaje. Abrió más los ojos al acordarse de los ravioles, corrió hacia la cocina y sacó el recipiente del horno. Sintió alivio al ver que sólo las orillas de la comida estaban un poco quemadas, pero al probarlos no sabían tan mal. Le puso plástico encima para que no se enfriara y volvió a caminar al sillón. Fijó la vista al reloj, apenas iban a dar las 7, Justin no tardaba en llegar y quería esperarlo. Sin embargo, al estar hojeando el álbum sus ojos se cerraron, se estiró en el sillón sintiendo como su espalda tronaba antes de quedarse completamente dormida.

The Princess [j.b.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora