Transcurrió el verano, ya llegó el 'gran' momento.
Me mudaba con mi familia a Granada.
Se supone que debería sentirme feliz, por fin me iría de aquel pueblucho de Madrid, pero la idea de separarme de mis amigos, no me tenía muy ilusionada.
Quedaban tres días, que como no, se me hicieron muy cortos, todos llenos de lágrimas debido a las despedidas.
Me separaría de mis amigas, mis mejores amigas desde la infancia y lo peor de todo es que iría a un lugar que podría ser mi mayor tortura.
Hasta aquel día no había visto ni fotos de mi nueva casa, pero cuando llegue me di cuenta de lo inmensa que era, al menos no me agobiaría en ella.
Me fui directa a mi cuarto, con todo el mobiliario ya colocado, lo único que faltaba era colocar algunas fotos.
En una parte de la pared pondría las fotos de mis amigas que me habían preparado para que las recordara y para que no se me hiciera todo esto tan duro. Y en el otro lado iría la foto con mi novio, Enrique. Llevábamos tres meses juntos, estaba tan enamorada de él, que cuando me decía la gente que había estado viendo a otras que me cegaba la idea de que así no fuera. El era un año mayor que yo, aunque estaba a punto de cumplir 20 y yo aún tenía 18. Todas las chicas que lo veían se derretían con esos ojos verdes, era muy guapo, con un aire a Leonardo di caprio cuando era más joven. Yo no soy tampoco lo que se dice muy fea, o al menos eso dice la gente. Me describen como muy atractiva, la mayoría de mis conocidos, a la otra mayoría, no le caigo bien. Tengo estatura media, mido 1,64 más o menos, soy morena tirando a castaña, además de tener el pelo muy liso y mis ojos de un azul muy oscuro. En cuanto a la piel, no soy ni muy blanquita ni tampoco soy muy morena, lo que se dice normal. Por eso siempre me han dicho que hacía muy buena pareja con Enrique, y aunque estuvimos tonteando año y medio no empezamos a salir hasta solo hace tres meses. Me dolía pensar que ahora no lo podría ver a la salida del instituto, porque a parte de que este sería mi primer año de universidad, el vive en Madrid y yo, muy desafortunadamente, en granada.
Lo único que me animaba era la idea de empezar la carrera, por fin podría estudiar solo y exclusivamente lo que me gustaba a mi. Y podría conocer nuevas amigas, eso no significaría reemplazar a las otras, pero tendré que tener a alguien para que este año no se me haga tan largo. En cuanto a Enrique me prometió que me llamaría esta noche, pero son más de las nueve de la tarde y aún sigue sin hacerlo. Puede que este en casa de Carlos, su mejor amigo, aunque nunca lo entendí cómo podía serlo. Eran personas totalmente distintas, uno era atrevido y muy directo mientras que el otro era la persona más tímida que jamás había conocido. Y en cuanto a físico era más de lo mismo, mientras que Carlos era bajito, pelo rizado a lo afro y ojos muy muy oscuros, muy delgado, osea, nada atractivo, Enrique era muy alto, muculoso, rubio y con unos ojos verdes que te derretías.
- ¿Has colocado ya lo que falta?
-Si mamá
-Se que estás enfadada, pero te prometo que te va a gustar, ya veras como haces nuevas amigas rápido, es todo cuestión de tiempo.
-Eso es muy fácil decirlo, tú te criaste aquí, tendrás ya amigos, pero ponte en mi lugar no tengo a nadie solo a vosotros, y si me ven mucho con mi familia y sin amigos me tomaran como antisocial.
-Tienes razón yo me crié aquí pero me fui allí igual que tu con mi familia, y fue lo mejor que me pasó, conocí a tu padre, si nunca lo hubiera conocido y no me hubiera ido de aquí no estaríais aquí tu y tu hermano, Andrea.
-Bueno gracias mama lo tendré en cuenta.
-Venga no seas tan dura contigo misma y apaga ya la tele que es muy tarde y mañana hay que madrugar, tenéis que conocer granada, antes de empezar a ir a la universidad y tu hermano al instituto, ya veras es la ciudad más bonita del mundo.Al decir eso me dio un beso me dio las buenas noches y se fue a su nuevo dormitorio donde la esperaba mi padre, al que no había visto desde que llegamos. A mi hermano solo una vez que paso delante de mi habitación para ir al cuarto de baño, el era el único que no tenía uno propio y eso no le gustaba nada. Cuando mire el reloj para ver cuánto tiempo podría dormir hasta mañana me di cuenta que eran las 12 de la noche y tenía que estar lista a las 8 así que no mucho, parecía que Enrique no se acordaba ni de mi, ya que seguía esperando su llamada.
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Párenla, que va armada
RomanceINTRODUCCIÓN : Puede que te estés preguntando qué harías si llegaras a una nueva ciudad, donde no conozcas a nadie y donde tu principal preocupación sea desgraciadamente un desamor, bueno hasta que descubras otro... -¿Estarías dispuesta a perdonar c...