—Te amo, Judy —dijo el zorro con una sincera sonrisa, y sus ojos llenos de lágrimas.
—¡Nick, no! —gritó la coneja.
La sonrisa del zorro se apagó y un enorme esplendor salió de él. Nick giró su cuerpo para liberarse del agarre de los hipopótamos, los dejó inconsciente y cogió la pistola de uno de ellos. La electricidad que bombardeaba su cuerpo iba en aumento, como su rabia. Le daba igual lo que pasara a continuación, pero era la única forma de salvar a todos. Mientras su corazón parecía chamuscarse y explotar, el zorro parecía contenerse y controlar su cuerpo para la batalla final. La cebra soltó a la coneja, espantado. Nick saltó sobre él, y compartió con él también la descarga. Como el fuego de ira del interior de Nick, el voltage que sufrían se elevaba.Ambos animales gritaron de dolor, ante la mirada de todos los animales que los miraban horrorizados, sin saber como ayudarles sin que sufrieran lo mismo. La cebra apretó la mandíbula, y luchó con el profundo dolor que le mordía y le explotaba en el interior, y cogió a Nick por la espalda para dispararle y acabar con él. Tenía al zorro inmovilizado, y para acabar con la cebra, el pelirrojo solo podía hacer una cosa.
—¡Nick!
Antes de que la cebra le disparase, Nick se apuntó a sí mismo. Suspiró, pensando en todo lo que había pasado en su vida. Recordó a su padre con su sonrisa única, recordó a su madre y la frase que le dejó antes de desprenderse de la vida, recordó a Finnick y sus viejas aventuras.
Recordó a Judy, su amistad y amor por ella. Todo lo vio en cuestión de segundos e hizo todo lo que pudo por dejar de temblar. La sonrisa de la conejita en su mente le hizo sonreír. La descarga seguía friéndolo vivo, y mirando al cielo soltó el gatillo.Ambos cayeron al suelo en un golpe seco, mientras todos observaban atentos y espantados. El collar dejó de descargar electricidad, agotado por desprender tal cantidad de energía. Todo se llenó de rojo.
La ciudad se silenció en ese instante. A Judy le cayó un peso enorme sobre ella, y una horrible sensación le robaba el aliento. Su corazón se rompió en mil pedazos que se esparcieron por el suelo como si de cristal se tratara. Ignoró el dolor que le atronaba por dentro.
Se acercó a Nick, inmóvil, y lo abrazó con fuerza mientras gritaba su nombre. De él seguía saliendo un leve humo, su pelaje chamuscado había perdido su brillo y no parecía habitar ni una gota de vida en él. Las lágrimas la abandonaron y cayeron sobre el cuerpo del zorro que tanto amaba.
Los animales miraron con dolor y arrepentimiento lo que había pasado. Pero todos, incluso algunos tradicionalistas arrepentidos, se unieron para acorralar a los secuaces de Alan y a algunos tradicionalistas violentos. Policías de otras oficinas llegaron y arrestaron a todos los malhechores de aquel lugar, acabando de una vez con aquel acto terrorista. Habían vencido.¿Pero a cambio de qué?
Bogo se acercó a Judy, y le puso la pata sobre el hombro.
Se llevaron el cuerpo de la cebra, que definitivamente no volvería a causar ningún daño, y ahora se llevarían el de Nick, a quien no encontraban el pulso.
Judy encontró la llave para los collares, que se hallaba en el suelo, manchada de sangre, y le quitó el collar que se encontraba en el cuello de su novio. Judy miró al zorro y su alma cayó al suelo. Más lágrimas la traicionaban y caían como duras piedras, acumulándose para formar un castillo en el que aislarse. El fuego interior pareció convertirse en un dragón, que quería arrasarlo todo con sus llamas. La impotencia de no poder hacer nada para salvarlo la derrumbaba. Le costaba respirar, porque solo usaba los segundos para llorar y gritar.
—¡No puedes morir, Nick! ¡Te necesito, te quiero! ¡Despierta, abre los ojos de una vez zorro idiota! —vociferó Judy estallando en lágrimas —¡No me dejes...! Me prometiste que nunca te perdería... ¡Me lo prometiste!
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Preso de un amor prohibido (Nicudy)
ФанфикTodo cambió para Nick Wilde cuando se dio cuenta de los sentimientos que se despertaban en su interior sobre su mejor amiga Judy. Deberá enfrentarse a esas emociones de las que teme, tendrá que luchar por ella y contra la sociedad, pues son de difer...