Capítulo 8: Traición

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POV Nick

La cabeza me dolía un montón. Sentía que todo me daba vueltas y que el tiempo no pasaba. Aún así, era consciente de que habían pasado horas, quizás un día. Abrí los ojos perezosamente y de repente fui percatándome de que volvía a tener el estúpido bozal...Tan apretado y angustioso como siempre. Miré mi cuerpo y observé como esta vez estaba atado con cadenas, en vez de cuerdas. Eran tan pesadas que apenas podía moverme. El cuerpo me hormigueaba, quizás por la postura en la que había estado durante horas con esa pesada carga.

Me habían quitado mis armas, las esposas, y todo lo que llevaba de la policía, excepto mi placa. 

Miré a mi alrededor: estaba en una jaula, junto a otros animales también enjaulados. No veía a Zanahorias por ningún lado. Intentaba decir su nombre, pero no podía vocalizar. Con grandes esfuerzos giré mi cuerpo y así pude ver a la conejita, dormida en la jaula de al lado aún más pequeña que la mía. Llevaba también cadenas, y sentí unas enormes ganas de ir a por ella a ayudarla. 

Nuestras jaulas estaban tan juntas que casi podía tocarla a ella, sino estuviera encadenado. Grité como pude para despertarla, y así pasó. Ella abrió los ojos lentamente, y cuando se dio cuenta de donde estaba, gritó mi nombre.

—¡Nick! ¿¡Qué ha pasado!? 

Intenté hablar pero apenas me entendía.

—Oh, Nick. —Se acercó a mí con esfuerzo y se agarró a los barrotes. 

Yo, sacando fuerzas, me arrastré hasta ella, y me senté a su lado. Juntó su mejilla con la mía, con ternura, pero a la vez con preocupación. 

—Es culpa mía, Nick... Si no hubiera perseguido a la furgo...Si hubiera hecho caso a Bogo... 

—No es tu culpa. —Hice un gran esfuerzo para pronunciar, pero apenas se me entendió.

—Sí lo es —contestó. Me había entendido —, y yo te tuve que arrastrar hasta aquí... Lo siento. He sido una amiga horrible. Sobretodo estos últimos días...

Yo callé, y sólo la miré. ¿Qué quería decirme?

—Nick, tengo que confesarte algo... Algo que me hizo alejarme de ti todo este tiempo, y me arrepiento tanto... —Me miró con esos preciosos ojos violetas, ahora enrojecidos y húmedos...Iba a llorar —Nick, yo...

—Oh, ya estáis conscientes. Habéis dormido mucho, dormilones. —La voz de Alan apareció de la nada, y nos sobresaltó —. Intentasteis escapar ayer. Muy mal... Y yo que iba a traeros algo de comida...Quizás. ¿No sabíais que había puesto a dos animales en la puerta vigilándoos? 

—¡Déjanos salir de aquí! 

—No quiero acabar con tu vida, coneja. Las presas tenemos que ayudarnos entre todos, ¿no? En cambio, a este zorro puedo matarle ya si quiero.

—¡Ni se te ocurra! 

—Hagamos un trato, linda coneja. Únete a nosotros y mantendré con vida a tu amiguito. 

—¡No pienso unirme a vosotros!

—Pero, bonita... ¿No ves lo que hacen ellos? se aprovechan de lo que son para conseguir cosas injustamente. Se creen fuertes y capaces de destruir...Aún tienen eso en su sangre. ¡Ellos me hicieron esta cicatriz!

—Hablas como Ovina.

—Oh, Ovina... Es una buena oveja, lástima que siga encerrada...; piénsalo Judy. ¿No sabes lo que piensan ellos sobre las presas? Nos ven como una burla, se creen superiores. No sabes lo que piensan de los conejos tampoco, supongo.

Preso de un amor prohibido (Nicudy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora