Preso de un amor prohibido (Nicudy)

Capítulo 11: Ojos verdes

Se separaron del beso lentamente y vigorosamente sonrojados. Sus corazones bombeaban con tanta fuerza que casi se podían escuchar a dos pasos de ellos. Se miraron a los ojos profundamente, encontrando nuevos sentimientos y con miles de preguntas y pensamientos en sus mentes. Nick permanecía agachado, a la espera de que Judy dijera o hiciera algo; pero ella no hizo nada. Se limitó a mirarle con esos hermosos ojos violeta y navegaba por los ojos de Nick, buscando una isla remota donde se encontraran las respuestas para todas las preguntas que pasaban por su ser. El zorro la miraba con cierto temor, y ya se estaba esperando lo peor...Pensó que Judy se podría haber enfadado por haberla besado, que lo había arruinado todo... "Ella tiene novio, ¿en qué estaba pensando?" se dijo a sí mismo mentalmente.

—N-Nick...

—Lo siento... 

Pero la coneja posó su pata en su mejilla y se acercó de nuevo para darle un beso y repetir aquella experiencia que era nueva para ambos, pero sobretodo para Nick, pues aquel había sido su primer beso. Ambos cerraron los ojos mientras volvían a acercarse. Estaban haciendo lo que el corazón les estaba diciendo, y no se arrepentían de nada. 

—¡Judy! 

La coneja se sobresaltó al oír la voz de Bob.

Los dos amigos se separaron, terriblemente avergonzados de que los hubieran visto. La coneja se quedó sin habla... No le salían las palabras. Miró a Nick para pedirle ayuda, y él la miró sacando valor.

—Bob, podemos explicarlo —habló Nick.

—¡Judy! ¿¡Lo has besado!? 

—Eh... 

—No ha sido su culpa, Bob. Ha sido mía... Lo siento. No la tomes con ella.

—¡Pensé que éramos amigos, Nicholas!...¡Y tú!, ¡Ya no puedo confiar en ti, Judy! Me has engañado...

—¿Por qué todos me dicen eso hoy? ...Bob, hablemos de esto... —pidió la coneja.

—No, se acabó. Me voy de aquí... No me llames, no me mandes mensajes, y no vengas a buscarme. No puedo ni mirarte a la cara, ¡eres...! 

—¡Bob, espera! 

—¡Una coneja con un zorro! Verás cuando toda Bunnyburrow se entere de esto —amenazó Bob, mientras salía disparado con furia de allí. 

Judy dejó caer sus lágrimas mientras todas las emociones de su cuerpo la golpeaban. Cerró sus ojos con fuerza y posó sus patas en la cara. Nick la miraba dolido y arrepentido. Había destrozado una relación, cosa que no tenía derecho aunque estuviera enamorado de la coneja. Ahora ella estaba llorando, cuando prometió que nunca la iba a hacer llorar. El zorro posó su pata en el hombro de su destrozada amiga, pero esta salió corriendo hacia dentro del edificio, sin que pudiera detenerla. 

—Judy... —susurró el zorro.

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Todos danzaban en la fiesta con sus parejas. Ya eran las doce de la noche y la música lenta vibraba por todo el establecimiento. Los bailes lentos le encantaban a Judy, aunque prefería los rápidos. Sus padres se habían enamorado cuando bailaron uno, en una preciosa noche de luna llena; ella soñó con que algún día, ella también conocería a alguien especial en una situación así, y que con solo mirarle a los ojos sabría que era el animal adecuado para ella. 

Ahora, en cambio, estaba sola, sentada en su mesa mirando como todos bailaban un baile lento que por primera vez no lo veía tan interesante como antes. Se sentía tan sola como aquella primera vez en Zootopía, una sensación que no había vuelto a sentir desde hacía mucho tiempo.