Sugar Baby.

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¡Eres una perra! no sabes hacer nada. ¡Ven aquí, de esta no te escapas!

Una vez más Kat estaba sentada en una esquina de su habitación, con su pequeña hermana de tan solo 13 años en brazos. Kat le tapaba los oídos y tarareaba una canción, para que esta no escuchara los espantosos gritos de su madre y los golpes acompañados de maldiciones que su "padre" le propinaba.

Kat le había pedido a su madre no una, ni dos, sino miles de veces que dejara a ese hombre.

Ese hombre era su padrastro. Kat llegó a Corea cuando tenía solo un año de edad, conoció a su padrastro cuando tenía cinco. Su mamá se enamoró profundamente de él y al poco tiempo contrajeron matrimonio.

Apesar de que su madre siempre le pedía que llamara papá a ese hombre, y lo tratará como tal, Kat no podía hacerlo. Había algo en él que le causaba mala espina.

Cuando Kat cumplió seis años, su padrastro hizo la única cosa bien, tal vez en toda su miserable vida. Le regaló una hermana, una hermanita tan bella. Kat la amó, desde el primer momento en el que su madre llegó a casa con la pequeña en brazos.

Soon Mi significaba el mundo para ella.

Su padrastro le dio su apellido y también cambió su nombre a uno coreano.

Eun Bi. ¿Qué clase de nombre era ese? Todos la miraban raro cuando ella se presentaba con aquel nombre, ella no era coreana. Y a decir verdad aborrecia ese nombre por solo el hecho de qué fue ese infeliz el que lo eligió.

Ella seguía siendo Kat y siempre lo sería. Los pocos amigos que ella tenía la llamaban así, aunque en su casa todos la llamaran Eun Bi, todos menos Soon Mi. Ella amaba el nombre de su hermana, le recordaba a un gato.

No iba a mentir diciendo que su padrastro siempre había sido un imbécil. Cuando ella era pequeña siempre cuidó bien de su madre, de su hermana, incluso de ella. Pero todo cambió cuando Soon Mi cumplió los diez años y ella los dieciséis. Su padrastro cayó en la adicción por los juegos, ahora bebía todos los días.

La primera vez que ese maldito se atrevió a poner una mano sobre su madre, ella lo golpeó una, dos, tres veces con una sartén en la cabeza, hasta que él estuviera inconsciente. Aún cuando él no respondía y estaba en el piso, ella lo pateó miles de veces, odiándolo. Ese día fue a parar en la cárcel, pasó dos noches ahí por casi matar a su "padre" a golpes.

Desde ese momento ella decidió que estudiaría leyes. Que le daría cacería a los bastardos como él, mandaría a la cárcel a todos y a cada uno de ellos. Violadores, abusadores, hombres que no pueden ser llamados así.

Kat odiaba a los hombres, los veía a todos iguales, machistas, brutos... Hombres.

Su madre le había dicho que si volvía a tocar a su padrastro, ella se iría de la casa, le prometió que jamás volvería a ver a su hermana.

«Es un problema de pareja —aseguró su madre—. Fue causa del alcohol, él nunca volverá a hacerlo. No quiero que te metas».

¿Un problema de pareja?, aquello le pareció patético. ¿Él nunca volverá a hacerlo?, eso la hizo reír. Después de aquel día su madre sufría abusos constantemente. Cada vez que Kat quería hacer algo, era frenada por su madre, siendo amenazada con que nunca más vería a su hermana si hacía algo.

Kat también era abusada por su padre. Él la golpeaba, la quemaba con cigarros, hacía cualquier cosa por dañarla.

Kat se hartó de aquellos gritos, se hartó de que la idiota de su madre no hiciera nada por defenderse, ya habían pasado tres años. ¡Tres malditos años! Y ella no hacía nada por defenderse, por acabar con ese infierno que no solo ella sufría, sino también sus hijas.

Call me Daddy ❣ Choi SiWon ❣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora