Don't cry.

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Caliente. Todo a mi alrededor estaba caliente. Me sentía cómoda y aunque ya estaba despierta, no quería abrir los ojos.

Latidos. Lo único que podía escuchar eran latidos. Muy lentos, casi formaban una melodía perfecta para arrullar a quien fuese.

Brazos. En mi cintura se ceñian con fuerza un par de brazos.

Me apreté más contra él, frotando mi nariz contra su pecho. Quería llorar porque estaba siendo demasiado. No quería abrir los ojos porque ahí estaría Jong Hoon y no Siwon, ¿verdad?

Quería soñar un rato más e imaginar que esos brazos y pecho tomaban más  volumen. Quería imaginar que en lugar de ropa limpia y colonia cara, olía a colonia cara y abano.

Mis brazos apretaron con fuerza su cuerpo, deseando que esa fuerza lograra convertirlo en otra persona. Estaba siendo demasiado.

— Gato —esa voz ronca y algo cansada.

«No llores, no llores»

Asentí contra su pecho. Él soltó un suspiro. Seguía respirando pausadamente contra mi cabeza. Yo seguía enterrada entre su pecho y barbilla, escuchando como su corazón chocaba con suavidad contra su pecho.

— ¿Tienes hambre? —No se movió ni un poco.

«No llores, no llores».

Volví a asentir contra su pecho. Nudo. Un nudo en mi garganta me estaba asfixiando. Debía sonreír, Jong Hoon estaba conmigo, estaba ahí. Debía sonreír.

— Ve a darte un baño. Iremos a dar un paseo.— Me alejé un poco para verlo al rostro, él aún tenía sus ojos cerrados y con sus ojos cerrados plantó un beso en mi frente.

Me levanté de la cama. Hacía frío, mucho frío. ¿Por qué todo se tornó gris?

Entré a la bañera y hasta el agua caliente me resultó fría. Todo estaba frío, gris y triste. ¿Por qué?

«No llores, no llores».

¡Bien! Hoy no voy a llorar, hoy pasaré el día con Jong Hoon. Hoy será un día perfecto, apesar de que haya nubes grises.

Salí del baño y Jong Hoon entró. Estaba callado. ¿Por qué?

Me senté en el suelo de la sala de estar. Tenía un vestido color vino más arriba de las rodillas, era holgado. Medias negras a la altura de la rodilla, botines negros y una bufanda a mi lado. Pasé el cepillo por mi cabello muchas veces mientras miraba por la ventana. Ciudad, edificios, personas, problemas. Muchos problemas.

Jong Hoon se sentó a mi lado y me sonrió como solía hacerlo. Todo va a estar bien, ¿verdad? Sonreí también, me convencí de que todo estaría bien. Junto a Jong Hoon todo siempre estaba bien.

— ¿Vamos? —Estiró su mano hacia mí sin dejar de sonreír ni un segundo.

Me puse de pie con su ayuda y le sonreí. Todo va a estar.

Tomé mi chaqueta café y salimos de ahí. Jong Hoon acomodó mi bufanda y yo la suya. Volvió a tenderme una mano y volví a aceptarla. Tomamos el elevador y aún con las manos entrelazadas entramos a su auto.

El auto estaba cálido, tan cálido como Jong Hoon.

La radio estaba encendida. No conocía la canción, pero Jong Hoon sí. Él cantaba como solía hacerlo siempre, bajo. Lo miré, lo miré por mucho tiempo. En mis labios se pintaba una sonrisa auténtica, mirar a Jong Hoon era lo mismo que ir a un museo y apreciar las obras de arte.

— ¿Tan guapo soy? —De nuevo.

— Sí —ambos reímos.

— Esta canción es muy triste, ¿no crees? —asentí a su pregunta. Estiró su mano y cambió de estación. Rock, ¡vaya! Jong Hoon comenzó a cantar muy fuerte, yo fingía tocar la batería y guitarra. Ambos reíamos muy fuerte.

Call me Daddy ❣ Choi SiWon ❣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora