Bambam apoyó su cara en su mano, con su codo recargado en su banco, y dejó escapar un suspiro, en su cabeza rondaban muchos recuerdos de su niñez.
Desde el día anterior no dejaba de pensar en cómo era su vida antes de venir a Corea, no tuvo una infancia feliz, realmente nunca ha sido feliz desde que nació, toda su niñez en Tailandia había sido trágica, el chico tenía muchos problemas ahí, él pensó que para mejorar su vida debía hacer un cambio, por lo que se mudó a Corea, con el dinero que le dejaron sus padres compró una casa. Ya era mayor de edad, podía vivir sólo.
Su padre murió cuando era muy pequeño, sólo le quedaba su madre y sus hermanos, o eso pensaba el ingenuo chico cuando un accidente de auto se los arrebató.
Sólo él sobrevivió en ese accidente.-Bam -El más alto interrumpió los pensamientos del chico.
-¿Sí? -Preguntó en la misma posición.
-Salgamos, tengo algo planeado -Yugyeom mostró su perfecta sonrisa al tailandés.
Bambam quería rechazar, estaba seguro que Yugyeom se daría cuenta que estuvo llorando toda la noche ya que sus ojos estaban hinchados por tanto llorar y no dormir.
-No puedo -El mayor respondió un poco cortante aún sin mirarlo.
-¿Qué sucede? ¿Por qué no me miras? Pensé que las cosas habían mejorado entre nosotros -El menor respondió un poco herido.
El peli blanco gruñó para sí mismo, y volteó lentamente a verlo, rogaba porque Yugyeom no notara sus ojos hinchados.
-Perdón, fui un poco grosero, lo siento, está bien Yugyeom, salgamos juntos -Bambam suspiró un poco cansado, Yugyeom lo miró con el ceño fruncido.
-¿Por qué has estado llorando? -Preguntó preocupado, Bambam bajó la mirada.
-No es nada importante- Respondió el tailandés.
Yugyeom no quería obligar al contrario a decirle lo que le pasa, Bambam decidirá decirle o no.
-Está bien Bam, nos vemos en la salida- Yugyeom le sonrió al contrario y se levantó de su banco.
.
.
.
.
.
.Yugyeom no le quiso decir al mayor a dónde iban, simplemente se montaron en la motocicleta rumbo a algún lugar.
Al llegar, se bajaron ambos de la motocicleta. Habían llegado a una casa, era una casa grande y moderna.
-¿Dónde estamos? -Preguntó el más bajo.
-En mi casa, olvidé algo -El coreano sonrió -Ven -Tomó la mano del chico.
Estaba a punto de entrar a la casa cuando un hombre de mediana edad salió furioso de la casa, seguido de una mujer de la misma edad jalando el brazo del hombre.
-Mierda, mis padres están aquí, escóndete -Le susurró a Bambam pero ya era demasiado tarde.
-¡Yugyeom! Pedazo de mierda ¿Qué te he dicho? -Jaló la oreja del más joven, él no contestó.
-Déjalo por favor -La mujer le rogaba al hombre.
-¡Quítate de encima! -El hombre amenazó a la mujer con la mano, esta se alejó rápidamente con miedo.
Bambam no entendía lo que estaba pasando, le dolía el pecho, llevó una mano a su corazón.
-Lo siento, no volverá a pasar -Yugyeom habló mirando hacia abajo.
-Te he dicho tantas veces que no traigas a ningún hombre a esta casa ¡¿Me oíste?! Homosexual de mierda -El hombre escupió con odio y golpeó a Yugyeom en la mejilla.
Bambam estaba temblando de miedo, se sentía vulnerable, no sabía qué hacer en ese momento, se sintió mal por Yugyeom, quería abrazarlo.
-¡Y tú! -apuntó hacia el indefenso chico, tragó fuerte pensando que le haría daño.
-No lo toques -Yugyeom tomó valor y se interpuso entre Bambam y su padre, el más bajo sólo abrazó el brazo de Yugyeom -Golpéame todo lo que quieras pero no le hagas daño a él -Contestó valientemente.
-Lárgate de esta casa, no te atrevas a volver jamás -Los miró con asco y volvió a entrar a la casa con la madre de Yugyeom siguiéndolo.
Yugyeom no dijo nada, sólo jaló del brazo al más bajo y se subieron a la motocicleta, en todo el camino ninguno dijo absolutamente nada, Bambam acariciaba los hombros del menor como muestra de comprensión.
Llegaron a la casa del tailandés.
-Yugyeom -Habló Bambam un poco incómodo.
-No digas nada, olvida que eso pasó, por favor -rogó el más alto, Bambam pudo notar como sus ojos se cristalizaban, algo se rompió dentro de él.
Estaba seguro de que se arrepentiría por hacer esto pero algo dentro de él le decía que lo hiciera.
-Yugyeom, puedes quedarte en mi casa -El tailandés mordió su labio inferior con nerviosismo, mientras que el contrario lo veía sorprendido.
