(Antes de empezar quiero advertirles que este capítulo será muy kinky, saben a lo que me refiero;)
Ahora si ya, disfruten el lemon :v)
Yugyeom comenzó a desabotonar la camisa del contrario seguido de sus pantalones para llevarse una sorpresa.-Nunca dejas de sorprenderme- ronroneó en el abdomen del más bajo al ver las panties de encaje que traía puestas.
Con sus dientes jugó con el elástico de su ropa interior mientras que con sus dedos acariciaba la entrada por encima de la ropa del tailandés. Soltó un gemido y el bulto en sus panties creció, Yugyeom sabía exactamente dónde tocar.
Recorrió sus manos hasta su torso y deslizó sus dedos lentamente disfrutando de la suavidad de este. Llevó sus labios a su pecho dejando besos calientes y leves mordiscos en su trayecto hasta volver a bajar a su ombligo. Besó y chupó la parte baja de su abdomen sin romper el contacto visual solo para provocar aun más al mayor.
Bambam arqueó su espalda cuando sintió a Yugyeom entre sus piernas besando y mordiendo sus muslos, soltaba fuertes gemidos por cada marca que le dejaba entre sus piernas. Yugyeom no podría estar más fascinado con el trabajo que había hecho. Decidió no ser tan malo y no dejar marcas en el cuello del mayor ya que su pequeño tendría su entrevista mañana y si descubren sus marcas podrían catalogarlo de promiscuo. El tailandés sentía más sensibles que nunca sus piernas, con el más mínimo roce que Yugyeom hacía sentía su piel arder.
El tailandés se dio cuenta que su prometido aun tenía su ropa puesta y se sentó en la cama con dificultad.
-Déjame desvestirte- susurró en el oído del menor, este accedió.
Desabotonó su camisa y la tiró hacia algún lado, desabrochó el cinturón del menor con extrema lentitud a propósito haciendo desesperar al pelinegro. No pudo ocultar su traviesa sonrisa. Le encantaba verlo de esa manera.
-Te va a ir mal si no te apuras- sentenció el coreano con un bulto a punto de explotar, el tailandés soltó una risita y siguió con sus lentos movimientos hasta quitar su pantalón por completo. –Así lo quisiste- tomó las manos del más bajo entre una de sus grandes manos y las amarró al respaldo de la cama con su corbata, Bambam soltó un gemido ante la agresividad y movió sus caderas intentando buscar fricción con el cuerpo de Yugyeom.
Yugyeom bajó las panties del contrario y las lanzó hacia algún lado. Se detuvo unos segundos para admirar la belleza del contrario, estaba hecho un desastre, sus manos atadas a la cama, sudor recorriendo su frente, sus mejillas rojas del calor, escondiendo su miembro erecto al cerrar las piernas con timidez. El coreano tomó las rodillas del mayor y las abrió dejando al descubierto las marcas de amor en sus muslos y su miembro a punto de explotar, sonrió y se mordió el labio para no gemir ante semejante vista.
Volvió a meterse entre las piernas del chico y llenó de húmedos besos la entrada del tailandés, este no paraba de gemir, quería tocarse desenfrenadamente, ya no aguantaba más, pero sus manos estaban atadas, no podía hacer nada más que gemir y lloriquear. Yugyeom se atrevió y metió su cálida lengua por la apretada entrada del mayor, sintiendo como las paredes del chico se abrían y cerraban. Metió profundo su lengua y el tailandés soltó un grito de placer, intentó cerrar sus piernas pero el menor las volvió a abrir con fuerza disfrutando del interior del chico, su lengua recorría gustosa sus paredes. Llevó sus manos al trasero del mayor y lo apretó con fuerza, separando sus cachetes y adentrando aún más su cabeza disfrutando de la cavidad del más bajo. Bambam a este punto era un lio de gritos y gemidos, tomó con fuerza el respaldo de la cama como su agarre, ya no podía con su erección lo único que le quedaba era suplicar.