Warning: contiene smut así que si les incomoda leer este tipo de narración eviten leer el capítulo.
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Bambam abrió sus ojos levemente, la luz del sol lo molestaba un poco. Notó unos brazos alrededor de su cuerpo y sonrió.
-Buenos días Gyeommie- sonrió el tailandés y besó la mejilla del coreano.
-Buenos días, ¿por qué tan cariñoso?- preguntó apegándolo más a su cuerpo.
-Hoy cumplimos cinco meses ¿recuerdas?-.
-Es cierto ¿qué quieres hacer? ¿Veremos películas otra vez?- preguntó el menor apretando levemente la mejilla del mayor.
-Cualquier cosa que haga contigo está bien- sonrió el contrario.
Ambos chicos tomaron turnos para asearse. Saldrían a comer y después regresarían a ver películas o una serie acorrucados en el sillón.
Ya había pasado más de una semana desde que Bambam decidió cambiar y las cosas empezaron a ser mejor. Yugyeom cada día se estaba alejando de la idea de romper con el tailandés. Se sentía orgulloso de que su pequeño estuviera superando sus inseguridades. Ya podía tomarlo de la mano, abrazarlo e incluso besarlo en lugares públicos o enfrente de sus amigos. Eso de verdad hacía feliz a Yugyeom.
Aunque a veces Yugyeom se cuestionaba mucho si dar el siguiente paso en la relación o no. No quería presionar a Bambam, de por sí le había costado mucho tomarle la mano. No quería arruinar todo lo que llevaban construido.
Lo que no sabía era que el tailandés ya había estado intentando de dar el siguiente paso. Pero era muy despistado para darse cuenta de ello.
Salieron a comer a un restaurante tailandés. El coreano no estaba tan familiarizado con la comida tailandesa y le parecía extraño el sabor de los platillos. Bambam se sentía en el paraíso comiendo, extrañaba la comida de su país.
Al mayor le causaba en gracia las muecas que hacia su novio cuando probaba un bocado. Su paladar no estaba acostumbrado a la sazón tailandesa.
-Esto es delicioso- dijo Yugyeom masticando dolorosamente la comida que llevaba en la boca.
-No mientas, sé que no te gusta, lo veo en tu cara- Bambam rió.
-Bien, me descubriste, pero hey, no puedes culparme, no estoy acostumbrado al sabor- se defendió el menor.
-Lo sé, a ti sólo te encantan las cosas dulces- el tailandés rodó los ojos.
-Tú por ejemplo- Yugyeom sonrió.
-Eso fue lo más cursi que me has dicho en todo el día- el mayor rió con un leve sonrojo en sus mejillas.
-Oh vamos, te encanta que te diga estas cosas ¿no?- el pelinegro sonrió de lado.
-Basta- Bambam evitó su mirada.
Yugyeom se acercó para besar a su novio pero accidentalmente derramó la jarra de agua que había en la mesa mojando gran parte del cuerpo del tailandés.
-¡Yugyeom!- el pelirrojo se levantó de la silla sacudiendo inútilmente el agua de su ropa.
-Lo siento kunpi- el más alto intentó no reírse de la tontería que acababa de hacer.
Pagaron la cuenta y regresaron a casa del mayor caminando.
En todo el camino Yugyeom no dejó de abrazar al más bajo. Se veía realmente adorable ante los ojos del menor.
