BAUTISMO DE SANGRE

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Unas semanas más tarde salí del apartamento cerca de las ocho de la noche, y caminé hasta Papa John's en la esquina de la calle Lafayette. Un joven puertorriqueño llamado Tico estaba apoyado contra la pared del edificio fumando un cigarrillo. Le había visto un par de veces y sabía que él era perito con el cuchillo. Él levantó los ojos y dijo

-¡Eh, Nicky! ¿Deseas ir a una farra? Quiero que conozcas a Carlos, presidente de la pandilla.

Yo había oído hablar de farras pero no había ido a ninguna, por consiguiente acepté de buena gana su invitación, y le seguí por un callejón y hacia la entrada de un sótano de un edificio de apartamentos.

Me costó que mis ojos se adaptaran a la luz débil. Había una lámpara encendida en un rincón y un poco de luz de los faroles de la calle entraba por las aberturas alrededor de las puertas.

Al entrar en el cuarto apenas pude distinguir figuras pegadas unas a otras, meciéndose al sonido de una música suave. Inclinaban la cabeza sobre el hombro de sus compañeros mientras sus pies se movían al compás de la música lenta. Uno de los muchachos sostenía una botella de licor detrás de la espalda de su compañera, y se tambaleó al enlazar su cuello con el brazo y tomar un trago.

Varios muchachos estaban sentados alrededor de una mesita jugando a los naipes y fumando lo que supe más tarde que eran cigarrillos de marihuana. Había una botella de licor en el centro de la mesa.

Al otro lado del cuarto, lejos de la lámpara, dos parejas estaban acostadas sobre una estera. Una pareja parecía estar durmiendo abrazados. La otra estaba ocupada acariciándose íntimamente. Mientras miraba, se levantaron, sin deshacerse del apretado abrazo, con las bocas unidas en un beso apasionado, y entraron por una puerta lateral.

Tico me miró y me guiñó el ojo.-Hay una cama allí adentro. La tenemos para que puedan hacerse el amor cuando lo quieran.

Había en el suelo cerca de mis pies un montón de revistas llenas de fotografías de mujeres desnudas o semidesnudas.

- Pues ¿esto es una farra? - pensé.

Tico me tomó del brazo y me empujó más adentro. Eh,muchachos. Este es mi amigo. ¿Desean darle la bienvenida?

Una rubia salió de entre las sombras cerca de la puerta y me tomó del brazo. Llevaba un suéter negro que colgaba de su cuerpo, una falda carmesí, y los pies desnudos.

Le enlacé la cintura con el brazo y le dije: 

-¡Hola, nena! ¿Deseas bailar conmigo?

-¿Cómo te llamas? -me preguntó. Antes de que pudiera contestar, Tico dijo; -Se llama Nicky. Es mi amigo, y sabe pelear bien. Puede ser que desee unirse a nosotros.

La muchacha se dio la vuelta hasta ponerse a mí y apretó suavemente su cuerpo contra el mío. -Bueno, Nicky, si sabes pelear bien, vamos a ver qué bien sabes bailar.

Deslizándonos por el piso yo podía sentir sus muslos frotarse con los míos mientras que bailábamos al compás de la música. Sus movimientos comenzaron a excitarme. Su cuerpo estaba caliente, y yo podía sentir todo su movimiento mientras ella me apretaba cada vez más firmemente con sus brazos. Metí la mano debajo de su suéter a lo largo de su espalda y la apreté contra mí.

-Ummmmm, -le oí murmurar- Eso era lo que esperaba, y moví la mano debajo de su brazo.

De repente, ella puso las manos sobre mi pecho y me empujó violentamente hacia atrás. -¡Basta! ¿Qué piensas hacer? -dijo ásperamente- No te pongas fresco conmigo. Soy de José, y él te haría pedacitos si yo le dijera que tú trataste de manosearme.

Por la expresión de mi cara ella pudo notar que yo estaba confundido. Esbozó una sonrisa, extendió las manos y me atrajo de nuevo hacia sí. Arrimando sus labios a mi oreja dijo: -Después de todo, esta no es más que la primera vez. No te apresures tanto. Si tú me gustas, te dejaré tenerlo todo.

CORRE, NICKY, CORREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora