Perdido

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Las pestañas de Yukio se abrieron lentamente y con gran dificultad. Sentía que la cabeza le estallaría en cualquier momento y que moriría de sed. 

Entonces, todo llegó como flashes. Él y la pelirroja en posiciones muy comprometedoras, le aceleraron el ritmo cardiaco y no supo exactamente si por pánico o por querer... ¡¿Qué estaba diciendo?! 

Se levantó en un brinco y buscó su ropa y lentes,  sin dejar de soltar maldiciones. 

Shura no estaba y eso logró ponerlo más nervioso luego de hallar su chaqueta negra por el suelo. 

Obtuvo su celular de uno de los bolsillos de su gabardina y miró los mensajes. No había ni uno solo.  Marcó a uno de los números de la agenda y escuchó con impaciencia el timbre. 

Inconscientemente, apretaba la chaqueta de Shura ante la inquietud de que no le respondiese. Colgó y llamó a otro teléfono.

—Mephisto —saludó—, ¿Sabes dónde está Shura?

—Okumura-kun... —dijo con diversión—, la vi hace varias horas. ¿Tú sabes por qué venía de tan mal humor?

—Yo... —comenzó a sudar—, no lo sé.

—Qué lamentable... En fin. Ojalá vuelva pronto.

Yukio no respondió nada. Un nudo se había formado en su estómago y de pronto la habitación le pareció todavía más vacía. Exhaló profundamente y colgó sin más.

**

Caminó de vuelta al hotel en que se había instalado con Rin. Le había advertido que tenía estrictamente prohibido salir, y para su sorpresa, su gemelo lo había obedecido.
Estaba dormido en un sofá con Kuro acostado sobre su cabeza.

Suspiró y se sentó en otro sofá, sólo que él se cubrió el rostro con la chaqueta de Shura.
¿Cómo había sido tan imbécil? Shura era... Shura, y él la odiaba. Cómo era posible que se viera enredado en su juego del alcohol y hubiesen terminado besándose y teniendo...

—¿Esa no es la chamarra de Shura-san? —preguntó su gemelo, sacándolo de sus pensamientos.

—Lo es... —respondió en tono adormilado.

—¿Eso significa que estuviste con ella anoche?

—Ajá...

Lo siguiente que Yukio sintió fue un golpe terrible en la cabeza que lo despertó al instante. Miró mal a Rin.

—¡Qué te pasa!

—Yo estuve preocupado por ti y encerrado aquí mientras tu hacías no sé qué con mi maestra.

Rin lo miraba con las manos en la cintura, con una mezcla entre enojo y picardía. Sintió sus mejillas arder.

—No digas tonterías...

Rin alzó la ceja. —¿Y esos moretones en el cuello?

—Tuve una misión.

El mayor se echó a reír. 

—Bueno, Shura-san es como un demonio pero no es para tanto... —su voz fue haciéndose más débil debido a que le dio la espalda y se dirigió al baño.

Ahogó un suspiro. ¿Qué había sucedido?... Pensaba una y otra vez, tratando de convencerse del odio que sentía contra la pelirroja mientras se acariciaba los labios con extrañeza; casi con ansiedad. 

Algo le decía que las cosas estaban por ponerse todavía peor.





Last chance (Ao no Exorcist)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora