Otra vez (+18)

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— ¡Salud! —gritaron alegremente Rin y Shura al unísino, mientras que Shiemi y Yukio los miraban chocar sus vasos.

— ¡Lo logramos! —dijo Rin, mostrándo los colmillos en una sonrisa—. Aunque la parte del beso, ¡Demonios, Shura! ¡Fue asqueroso!

— ¿Podemos olvidar eso? —Pidió Yukio.

Shura se hundió de hombros.

— Da igual. —respondió Shura—. Conseguimos el objetivo.
Ahora hay que dejarlo de nuevo en manos de Mephisto.

— Apoyo eso. —Murmuró Shiemi dando un sorbo a su limonada.

— ¡Ahora debemos pensar en un modo de dejar calvo al calvo...! —Alegó Rin en un tono que indicó que había llegado a su límite de alcohol.

— ¿Estás ebrio? —murmuró Yukio apenado.

— Pero si apenas tomaste... Medio vaso de ron. —Evidenció Shura antes de echarse a reír.

— Creo que es hora de irnos. —Murmuró la rubia calmadamente, tomando de la mano a Rin—. Nos vemos mañana en la academia, chicos. ¡Sigan disfrutando!

Rin siguió perdidamente a la chica, despidiéndose de ellos efusivamente con las manos.

— Cuando creo que ya maduró, bebe y me recuerda que es un niño todavía. —Dijo Yukio, encendiendo un cigarrillo.

— No te entiendo, cuatro-ojos. —Negó Shura con la cabeza—. Fumas pero no quieres beber porque es dañino para la salud.

— Así es, Shura. —Expulsó el aire por su nariz—. Un vicio a la vez.

— Tonterías. —Peleó Shura.

Iba a pedir un nuevo trago al cantinero cuando Yukio se adelantó.

— Hay que irnos. Arthur podría sospechar.

— ¡Me importa un carajo el calvo!

— Shura... —suspiró pesadamente—. Ganamos mucho hoy. No hay que arruinarlo.

La pelirroja rodó los ojos. Tenía que admitir que Yukio tenía razón.

Caminaron en silencio de vuelta a la academia. Ninguno de los dos se atrevía a decir palabra alguna.
Yukio fumaba el último cigarrillo y Shura acababa su última lata de cerveza mientras avanzaban.

No tardaron mucho en llegar a la academia. El bar se encontraba a diez minutos de distancia.

Lograron llegar primero a la habitación de Shura pues estaba un piso abajo que la de Yukio.

— Supongo que te veré mañana cuatro-ojos. 

—Sí... —respondió Yukio sin prestar atención, pasando sus manos por cada una de sus bolsas. Luego soltó una maldición—.  El imbécil de Rin se quedó las llaves de mi habitación.

Shura se rió.

— ¿Lo viste bien? Ya no habrá forma de despertarlo hoy.

— No..., Creo que iré a dormir a mi oficina. —Suspiró Yukio nuevamente—. Te veo mañana...

— Tengo un colchón extra... —Comentó Shura—. "Para mí esposo"

Añadió, haciendo las comillas con los dedos.

Yukio hizo una mueca.
No sería lo más cómodo pero era mejor que dormir en una silla.

— ¿Segura?

Shura no respondió y entró, dejando la puerta abierta.

Supo, cuando escuchó la puerta cerrarse, que Yukio estaba adentro.

Last chance (Ao no Exorcist)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora