La misión

93 14 0
                                    

Todo cayó como un balde de agua en la mente de Shura, entendiéndolo todo de golpe.
Así que era por eso. Ese era el jodido secreto que el Vaticano quería que siguiera: Yukio también era un demonio.

— ¿Desde cuándo lo sabes? —preguntó Shura en un tono que apenas salió de su boca como un susurro.

Yukio la escuchó, pero no podía dejar de mirar sus propias manos con tanto terror
Shura se alejó de la mujer para aproximarse al joven y se inclinó frente a él.
Suavemente, y con los dedos temblándole, tocó su hombro para llamar su atención y repitió su pregunta.

— Ocurrió por primera vez hace seis años. —Respondió, tratando de tranquilizarse—. Después de que te fuiste.

Flashback

Dos malditas semanas sin saber absolutamente nada de ella.
Ni una llamada, ni un maldito mensaje para decirle si estaba bien.
En su interior sabía que no podía estar muerta y eso sólo aumentaba su rabia al conocer la verdad: Shura los había abandonado.

Esa noche, por primera vez en su vida, entró a un bar por su propia voluntad.
Pidió lo más fuerte de la carta, causando risas en el cantinero por su evidente juventud, y aún así no se acobardó.
Pidió una bebida tras otra hasta que el cuerpo se le entumeció.
Justo lo que necesitaba para dejar de sentir el dolor que estaba sintiendo en aquel momento por la partida de Shura.

Su mejor amiga, su maestra, su compañera, su... todo, lo había dejado abandonado como un perro.

Cuando ya no pudo beber más, salió a la calle y un par de hombres se aprovecharon de su estado para robarle.

Yukio no se defendió en absoluto; no dijo ni una palabra, cosa que terminó por desesperar a los asaltantes.
Uno de ellos sacó una navaja y sin temor, se la clavo en el pecho.

El pelinegro se desplomó en el suelo. No podía sentir nada, pero sus ojos veían como la sangre escurría rápidamente hacia el pavimento.
Ahí estaba, solo, muriendo en la oscuridad...

Y de pronto, las llamas azules se alzaron.
Él creyó que su hermano había llegado a su rescate. Pero no era Rin.
Era él mismo, de pie, con sus heridas cerrándose como si hubiesen sido simples rasguños. Entonces miró a los asaltantes orinándose del miedo... Y todo pasó demasiado rápido.

Lo último que supo fue que ya les había dado muerte.

Fin del flashback

Shura aguantó la respiración y luego exhaló muy profundamente, analizando qué debía hacer.

—Tenemos que irnos de aquí.

•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•

Yukio entró a tientas a su habitación. Nuevamente se quitó la ropa y se metió muy suavemente a la cama.

— ¿Dónde estabas? —murmuró Izumo con los ojos cerrados.

— Duerme... Te explico mañana.

Y a pesar de que su mente era un caos total, al fin pudo dormir tan profundamente que tuvo pesadillas esa noche.

Si con el regreso de Shura tenía suficiente, ahora tenía otra cosa de qué preocuparse.

Por su parte, Shura acompañó a la mujer de vuelta a su casa y luego volvió a su habitación, para poder aclarar sus ideas.

Yukio era un demonio.
Si antes los Grigori habían dejado los ojos puestos sobre Rin, ahora no dejarían en paz a los hermanos. Y esa era su misión. Reportar todo lo que hicieran. Incluído....

Varios golpes a su puerta la hicieron reaccionar. Ya casi amanecía.

No tuvo tiempo de abrir la puerta cuando ya habían entrado.

Shura frunció el seño, molesta.

— ¿Qué haces aquí, calvo?

— ¿Te divertiste en tu paseo nocturno? — Preguntó recargandose sobre el marco de la puerta.

Shura resopló.

— Unos enfermos jugando a matar vírgenes arruinaron mi noche... —dijo, acomodándose dentro de las cobijas—.  Ahora, si me disculpas...

— ¿Qué hay con Okumura?

— ¿Qué hay con qué?

— No quieras jugar conmigo, pelirroja. —Advirtió—. ¿Qué viste?

— A un niño cuatro-ojos tan inútil como la última vez  —respondió a secas—, ahora déjame en paz.

Creyó que ya se habría ido debido al gran silencio, pero entonces una opresión en su cuello la hizo abrir grandemente los ojos.

—Si me entero que estás ocultando algo... —amenazó a su oído.

— Aléjate de mí, cerdo. —Se quejó Shura y volvió a cerrar los ojos—. Yo sólo cumplo mi misión y me largo de esta escuela.

Dijo aquello último tan segura que casi se convenció a sí misma.
Pero todos ahí sabían que eso era falso.

Last chance (Ao no Exorcist)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora