Capítulo 3

261 19 0
                                    

Fue el transcurrir de solo unos segundos lo que le tomo darse cuenta de lo que sucedía frente a sus ojos y, a su vez reaccionar ante la escena.

Considerando el hecho de ser el chico a quien ama, sería estúpido no reconocerlo cuando él es el único que tenía la llave del apartamento que habían compartido por cerca de seis meses, de sus casi diez de relación. Estaba completamente segura de que Kai era el amor de su vida, y que también era el chico con quien deseaba compartirla. Pero ver como prácticamente se comía a esa chica a modo de besos desenfrenados, le hizo sentir como su corazón estaba siendo atravesado por miles de cuchillos y dagas filosas. Todo a su alrededor pareció disiparse quedando solo ella, presenciando esa dolorosa y vulgar escena.

Y entonces se dio cuenta de la realidad. Ella había significado nada para él.

La escena era tan real, tan viva, que sin poder evitarlo su estómago se revolvió como si quisiera volcar todo lo que había ingerido por las últimas horas. Aunque lo último que había entrado en su sistema, fuese solo alcohol. Arang despertó bruscamente, y se levantó de la cama, y el modo, solo ocasiono que le doliera la cabeza, por lo que llevo sus manos para presionarla con fuerza.

Confundida, empezó a vagar por la habitación, su habitación. Sus ojos se abrieron en un pestañeo, ¿Cómo había llegado hasta ahí? Su mente parecía estar en blanco, y aun en su intento por recordar algo, todo fue en vano. Además que, el insoportable dolor de cabeza estaba a punto de acabar con ella.

Aun traía la misma ropa del día anterior, había perdido el boldo y el teléfono lo había arrojado a quien sabe dónde. Vagas imágenes empezaron a tomar nitidez en su mente, un bar, ella gritando y llorando. Y luego estaba esa silueta desconocida delante de ella.

"¿Qué hice? Se dijo a sí misma.

Sin ser consciente de sus movimientos, más que la urgencia de saber lo que estaba pasando, sus manos fueron a dar a los bolsillos traseros de sus jeans y saco un pañuelo. Sin embargo ese trozo de tela, no parecía ser de cualquiera, pues había unas letras grabadas en letras cursivas en él. Estas parecían ser unas iniciales.

"OSH"

¿De dónde había salido eso?

— ¡Vaya niña, hasta que despiertas! —dice su nana. La mujer parece sacarla de sus pensamientos, —debes apurarte, tus padres te esperan en el comedor. Para que desayunes con ellos. Pero en ese momento, no hay apetito alguno en ella.

—Diles que no me esperen, nana. Me duele la cabeza, y no me siento nada bien. —Dice, sentándose de nuevo a los pies de la cama y lanzándose de espaldas —Además, no tengo hambre.

No hay más insistencia de parte de la mujer, lo que agradece la chica. Y una vez se sabe sola, hay lágrimas surcando inocentemente de sus ojos. La imagen que llega a ella, es clara y duele. El rostro de Kai vuelve a su cabeza y puede que tenga una resaca de los mil demonios y que la cabeza este apuntó de explotarle, y lo recuerda perfectamente. El adorando a aquella mujer.

Sus manos empuñan las sabanas debajo de ella, y de repente quiere desaparecer y deshacerse del dolor que se sitúa en su pecho. Y son solo unos segundos los que transcurren para que ella se hunda debajo de ellas.

Minutos más tarde Lena, su madre está cruzando la puerta de su habitación y para Arang parece ser necesaria su presencia, para lanzarse a los brazos de su madre. Y aunque hay demasiados intentos en parecer fuerte, lo vivido la vence, por lo que deja que las lágrimas de nuevo resbalen por sus mejillas y se abraza más a ella. La única persona que ha cuidado de ella en el mundo.

— ¿Qué pasa? —pregunta Lena, mientras trata de tranquilizarla, dando suaves palmadas en su espalda. — ¿Qué es lo que pasa? ¿Quieres contarme?

Segunda Oportunidad para el Amor || Sehun Where stories live. Discover now