Segunda Oportunidad para el Amor || Sehun

Capítulo 26

Sehun POV.

"Estoy en el Hospital, Sehun... Maya tuvo un accidente"

Las palabras y el llanto de mi madre al otro lado del teléfono resonaban una y otra vez, el rostro de mi hermana se visualizó delante de mí, su mirada lasciva calo dentro de mí. Por un maldito par de segundos sentí el tiempo detenerse y cuando volvió de nuevo a su curso, ya me encontraba con Arang conduciendo rumbo al hospital.

Una especie de bola dura se acentuó en el centro de mi garganta, haciéndome imposible el tragar y tomar aire. El camino empezó a hacerse largo, quería que los autos desaparecieran de nuestro camino, necesitaba llegar cuanto antes. Pero cuanto más avanzábamos, más nos faltaba para llegar. Necesitaba cerciórame que lo que acababa de informarnos mi madre no era una clase de mala broma.

La realidad me golpeo segundos después. Mi madre fue a mi encuentro desecha en llanto aferrándose a mí y lamentándose por una discusión con mi hermana, Arang se paró detrás de mí. Y en la esquina mi padre nos veía a mí y a mi madre. Ambos sufrían la larga espera por noticias de mi hermana. Las primeras, no sabía decir si buenas nuevas, llegaron un tiempo después, las palabras del doctor cayeron sobre mí, cual cubeta de agua helada. Mi hermana había llegado debatiéndose entre la vida y la muerte. Solo cuando sentí los brazos y el calor de la mujer a mi lado, fue que me dije que no estaba solo.

El paso de la noche empezó a introducirnos en una especia de pesadilla imposible de salir. Pues el doctor no había dicho más. Lo que indudablemente nos obligaba a estar alerta. Mi madre caminaba de un lado a otro, mi padre permanecía en una esquina de la sala, y Arang sostenía mi mano, permitiendo que descansara sobre su hombro. Entonces, me dije, que ella no tenía por qué estar ahí, no después de como Maya la había tratado, mi hermana no se merecía su preocupación, no cuando ella había ido mucho mas lejos.

El lento pasar de las horas hizo que me cuestionara lo que antes había sucedido entre ella y yo en casa de la abuela.

Maya no había vuelto de la inconsciencia desde que había salido de cirugía.

El peso de las palabras que habían salido en su contra y en mi juicio por hacerla entender que no debía meterse más en mi vida, empezó a caer sobre mis hombros. Me lamentaba, sí. Era inevitable incluso pensar una y otra vez lo sucedido. Probablemente en ese momento mi deber era ponerme de parte de Maya por el hecho de ser mi hermana, mas no lo merecía.

Después de levantarle la voz a Arang, para que me dejara a solas con ella. Nos habíamos sumergido en una discusión sin sentido. Que al final término por dejarme completamente cabreado y decepcionado.

.... —No vas a decir nada. Ella me puso una mano encima. Tienes que hacer algo.

Mis ojos vagaron de pies a cabeza observando a la chica delante de mí en mi intento por calmarme siquiera un poco, ¿Cuánto había cambiado? Pensé. ¿Cuánto se habían equivocado mis padres en darle todo a manos llenas? Esta Maya delante de mí, no era ni la sombra de mi pequeña hermana.

Salí de mi estupor una vez perdí a Arang de vista y trague para calmar un poco el ardor en mi garganta. Maya sobaba el brazo que yo le había apretado con fuerza, incluso pude darme cuenta que se lo había dejado rojo.

— ¡¿Vas a defenderla no es así?!

— ¡Cállate Ya! Si Arang te golpeo, lo tenías merecido.

— ¿Y tú que me vas hacer? ¿Vas a golpearme también?

—No, no voy a golpearte. Quiero que me digas que es lo que te hemos hecho para que seas de esa manera. —dije, y no solo hablaba por mí.

—Ser un idiota por casarte con ella. Eso es lo que hiciste tu.