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-Draco, tu padre, lo capturaron y ahora está en Azkaban...

El negaba, sus ojos se cristalizaban y sus manos temblaban. Tenía miedo a una reacción agresiva, pero fue todo lo contrario, tomó aire y rompió en llanto. Me abrazó tan fuerte que casi me quedé sin aliento, sus sollozos resonaban por todo el pasillo y yo acariciándole la espalda me sentía cada vez más culpable por no haber hecho nada y tan sólo desaparecer. Nos separamos y con la yema de mis pulgares le sequé las lágrimas.

-Mi padre siempre era estricto y me privaba de muchas cosas-dijo aún con sus hermosos ojos aguados- pero aún así lo quería, el era mi fuerte.

-Lamento no poder haber hecho algo, de verdad, todo ocurrió tan rápido..-

Me acerqué a él y le di un beso que me siguió, noté como lloraba. Esta situación me partía el alma, siempre era fuerte, arrogante, nunca estaba triste y verlo ahora destrozado, no lo soportaba. No separamos y junté nuestras frentes.

-Todo estará bien- le dije acariciando su mejilla.

Me senté con las piernas cruzadas, él apoyó su cabeza sobre mi regazo. Yo mientras pasaba mi mano por su suave cabello y la otra sujetaba su mano.

Estuvimos así un largo rato, hasta que apareció Snape en el pasillo.

-A pesar lo que te dije le contaste?- dijo con su típico tono severo.

-No se lo pude ocultar- miré al Draco que ahora dormía.

-Será mejor que lo lleves a su habitación- asentí- bien, te veo mañana.

Se marchó, lo sujete con fuerza y me aparecí en la cama de su habitación. Me levanté despacio, pero no soltó mi mano.

-Quedate por favor- abrió un poco los ojos.

-Está bien- me saqué la túnica y zapatos quedando con la falda y camisa- te quiero mucho- le dije una vez me acosté a su lado.

-Yo tambien te quiero- me dijo mirándome de lado-no sé que hice para merecerte-yo le sonreí.

-Creeme me hago la misma pregunta todos los días- me sonrió-ahora durmamos- me acerque a él abrazándolo de la cintura y él a mi por los hombros.

Sentí que beso mi nuca, luego de eso el cansancio me ganó y lentamente cerré mis párpados.

La luz me molestó, con lentitud me desperté y noté que Draco no estaba. Me quedé mirando el techo, pensando de que ayer a pesar de que ocurrieron dos tragedias fue un día bueno, me reconcilié con Draco.

Mis pensamientos fueron interrumpidos por la puerta de la habitación dejando ver al rubio con su típico traje negro que lo hacía ver tan... Sexy.

Se acercó a mí y se recostó sobre mí sin aplastarme, nos mantuvimos mirándonos un momento. Se acercó y me beso, sin negarme le seguí y mis mano acariciaron su espalda. El beso subió de intensidad, una de sus manos acariciaba mi muslo. Podía sentir su perfume de menta. Me comenzó a besar el cuello y si darme cuenta succionó en él dejando una marca.

Se alejó riendo y yo rápido me levanté, me vi en un espejo y esa marca era muy notoria. Lo miré y él se estaba riendo. Me acerqué a él, le golpeé el pecho leve, pero tomó mi mano y con su otra mano me atrajo a él.

-Si Snape ve esta marca te pegará, Draco- le dije un poco sería, pero sonrojada.

-Esa es la marca que significa que eres mía- me miró- y ahora será mejor que la prefecta se vista para presentarse en el comedor- me sonrió y morí de ternura.

Me acerqué a besarlo, pero detuvo. Le hice un puchero y volvió a reír.

-____, si no sales luego podríamos estar todo el día aquí

Solo Nosotros. Draco Malfoy y tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora