• Cap 14 •

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— ¿Estás segura de esto?

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— ¿Estás segura de esto?

— Deja de preguntar y dime que debo hacer.

— Yo no estoy segu...

— Agh, dime de una vez como me gano la confianza del tipo mariposa.

— No es el tipo mariposa.

— ¡No me importa!

—  ¿Marinette? ¿Estas bien? — era Claude. — Escuche unos gritos ¿puedo entrar?

— ¡S-si! Escondete, idiota. — susurró hacia Chat, quien corrió a su armario y se escondió ahí.

— ¿Estás bien?

— Claro. — rió nerviosa. — ¿Por qué preguntas?

— Escuché unos gritos, ya te dije.

— Ah, sí, es que... M-me llamó Nino y... Me dijo que lo ayudara en algo y...

— Entiendo. Bueno, si necesitas algo, estaré abajo.

— Gracias, Claude. ¡Adiós! — cerró la puerta y suspiró. — Ya sal de ahí! ¿Chat? — abrió la puerta del armario y lo vio, estaba quieto mirando una araña en la esquina. — Por favor, es sólo una araña. — tiró de su brazo y lo sacó del estrecho lugar.

- 1 hora después -

— Ya entendí... Ahora, ¿cómo consigo el traje?

— Oh, yo lo tengo listo. — salió al balcón y tomó una bolsa de papel con un estampado de mariposa en el frente. — ¡Ábrelo! — ella, dudosa, abrió el paquete que contenía un vestido no muy corto, gris con lunares negros que llegaban hasta un poco mas arriba de sus rodillas, unas medias desgastadas con encaje hasta unos centimetros mas abajo que el vestido y unos botines negros brillantes con un taco exageradamente alto. Una mascara gris y negra junto con unos guantes de encaje negro terminaban el conjunto.

— Estas loco si piensas que usaré esto.

— Agradece que no tiene escote.

— No, no me pondré esto. Mucho menos los tacones. Yo... No sé caminar con ellos. — el rubio la miró extrañado, recordando el día que la conoció: empapada con unos tacones igual o mas altos que los que él le dio.

— No mientas, cuando te conocí usabas unos tacones altísimos, y hasta corrías con ellos.

— ¿Es en serio?

— Yep, ahora ve a cambiarte. — a regañadientes, se dirigió al baño con la ropa en mano. — ¡Espera! ¡Faltó algo! — la azabache abrió ligeramente la puerta y el rubio le entregó una bolsa mas pequeña. Volvió a cerrar y abrió la bolsita: un labial y unos pendientes.

— ¡¿Para qué quiero este labial?!

— ¡Es el toque bonito!

— ¡Yo no quiero un toque bonito!

— ¡Deja de alegar!

— ¡Te odio!

— ¡Me amas, lindura!

— ¡Mentiroso! — el labial era un rojo oscuro que definitivamente le encantaba. Cambió sus pequeños aretes de catarima por los nuevos, los cuales eran largos con una pequeña mariposa morada al final. Cambió su ropa y el ligero maquillaje que tenía por el labial. Salió tratando de no caerse por los tacones y bajarse el vestido.

— Ouh, que lindo conjunto escogí.

— ¿Es necesario que utilice esto? —señaló el vestido y botines.

— Sí. — respondió con una mirada coqueta ojeándola discretamente de arriba a abajo.

— ¿Por qué esa cara? 

— Nada.

— ¿Bien~? Y... ¿Ahora qué?

— ¿Nombre?

— Yo que sé, escoge tú.

— Lady Clumsy.

— ¿Qué?

— Te viene genial el nombre. — afirmó entre risas mientras recibía una almohada en la cara.

— ¡No! Otro nombre.

— Bueno, el vestido parece de Catarina.

— ¿Eh? ¡No!

— Sí, tiene lunares negros. El fondo es gris. Mira bien.

— Agh, ¿y qué nombre se te ocurre?

— ¿Ladybug?

— ¿Es en serio?

— ¿O prefieres Lady Clumsy?

— ¡No!

Romance Asesino [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora