• Cap 22 •

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El conteo de sus latidos sonaba a través de la ventana y la puerta blanca. Subía, bajaba, se aceleraba, se tranquilizaba, se mantenía.

Él estaba ahí, culpándose del maldito accidente de ese día hace un mes. Ella no despertaba y todo era su maldita culpa. Si se hubiese alejado de Lila...

— Despierta, niña, despierta. — Alya pasaba días y noches en la silla a su lado, cuidándola y esperando el momento en que ella despertara. Había intentado matar a Adrien más de una vez; el día del accidente, la primera semana en el hospital y la tercera semana cuando ya no despertaba. Nino la detenía sujetando su muñeca y diciendole que pronto todo volvería a ser como antes.

Sabía que ella despertaría, pero no sería la misma. Sería una chica cruel y malvada, no sería su amiga. La había perdido totalmente. Y no por su identidad...

Dos meses después

— Alya... — habló abriendo los ojos. La mencionada la miró y esperó sus quejas, sin embargo, nunca llegaron. — Quiero que me ayudes a matar al maldito Agreste.

— Pero, Mari...

— Me mintió y me hizo perder casi tres meses de mi vida. Me dijo que me amaba, me dijo que era distinto, me pidió que no estuviera de su lado, ¿qué quieres que haga? ¿Pegarle una bofetada? No, Alya.

— No puedes hacer eso.

— Tienes razón. — Alya la volvió a mirar. —  Esperaré a terminar con Hawk Moth y luego él. — esta vez no la apoyaba. Había entendido que Adrien la amaba y no permitiría que ella lo matara. Además era como su hermano, no podía. Quizás en sus momentos de desesperación había intentado hacer lo que su amiga ahora quería, pero ya no.

–— Váyanse. No vuelvan hasta que Marinette vuelva a ser la misma.

— Ella nunca cambiará. Ella ahora es así... Y es por mi culpa. No puedo dejarla, menos permitirle pelear sola.

— No digas eso. Yo confío en ella.

— Y yo, pero no haré eso.

— Eres un idiota.

— Lo sé.

Dos semanas después

Fuera del hospital, las cosas eran distintas. Hawk Moth la vigilaba y los akumas en su piel eran mas poderosos. Activó el de visión, esperando encontrar a la tal Lila que había provocado su falta.

Comprendía que no era culpa de Adrien, si no de esa chica.

Romance Asesino [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora