Inadaptadas

Capitulo VI

(Narra Andrea)

Andrea se dirigía hacia casa, después de que terminaran las clase. Se sabía el camino de memoria.

-Ahora hay una huella en el asfalto, tres pasos a la izquierda un chicle de la era de vete tu a saber y...- iba diciendo mientras recordaba el camino. Siempre contaba lo que tenía alrededor; una virtud era su buena memoria.

-¡Mamá, ya estoy en casa! -gritó.

-¡Hola cariño! -dijo su madre desde la cocina- ¿qué tal el día?

-Como siempre, bueno, me he hecho amiga de una chica -No quería decirle a su madre de que se trataba de Marina, ya que sino, no la soltaría hasta el año que viene de tantas preguntas que le haría -¿Puedo ir a su casa, a pasar la noche? - preguntó mientras subía los escalones de dos en dos hasta su habitación.

-Claro-contestó- ¿Se puede sabe...

Pero la chica ya había cerrado de un portazo y se dirigió hacia su armario.

Nada del otro, mundo. Sacó una bolsa en la que había dibujado un pentagrama y una clave de sol y empezó a guardar el pijama en la bolsa junto un vestido para la mañana siguiente.

Cuando levantó el doblado vestido, encontró un viejo pijama que tenía de hacía unos años.

-¡Ala! ¿Aún sigues aquí?- dijo mientras lo alzaba en el aire.- pues te vienes conmigo, haber si Marina se acuerda, alomejor aun lleva el suyo.

Guardó algunas camisetas que había sacado.

-Que no se me olvide, Marina tenía una piscina bien grande, así que -empezó a revolver un cajón - ¡Te encontré! -exclamó como sí encontrar el bañador fuera algo de otro mundo- ahora las chanclas...  ¿dónde estáis? -silbo como si llamara al perro- ¡Hola Chisco! ¿ya estas jugando con mis chanclas? -dijo al ver aparecer al animal que llevaba algo en su boca- ¡Espera! ¿¡Qué haces con mis chanclas!? ¡Eso no es un mordedor!

Salió detrás del perro, que se dirigía hacia el jardín. Cuando paso por la habitación de su hermano escucho risas,  todo encajó, su hermano le había dado las chanclas al perro.

Tras diez minutos detrás de Chisco, Andrea consiguió cogerlas.

-¡Ag! -exclamó mientras las rodaba para examinarlas- están todas mordidas... ¡Te voy a matar Adrián! -gritó a pleno pulmón mientras se dirigía hacia la habitación de su hermano cuando...

-Andrea cariño - era su madre- ¿no habías quedado? Tu padre acaba de llegar, dile que te lleve.

-Vale mamá - se asomó por la ventana y gritó- Papá np te sientes aun, que me tienes que llevar-Su padre asintió.

Cuando Andrea puso sus chanclas mordidas en la bolsa, pensó:

-Espero que Marina me deje algunas...-cogió la bolsa ya terminada y se dirigió hacia el coche.

-Hola papá -le dió un beso en la mejilla

-Hola-dijo mientras empezaba a conducir siguiendo las instrucciones de su hija. Por suerte la casa de su amiga no estaba tan lejos- ¿Qué vais a hacer? ¿Van a ir...?

-No papá, no van a ir chicos - se sabía esa pregunta de memoria- Pasar dos días.

Cinco minutos más tarde, llegarpm a casa de Marina.

-¿Pero esta no es la casa de Mar...

-¡Adiós papá! - Andrea salió pegando un portazo-

Llamó al timbre. Enseguida se oyó el familiar chasquido que indicaba que estaba abierto, se dirigió a la casa.

Hacía más de dos años que no pisaba aquel lugar. Cuando llegó, llamó a la puerta y Daniel le abrió.

-Joder -exclamó Andrea. No se acordaba de que el hermano de Marina fuese tan mono- Digo... Hola. ¿Esta Marina?

-Sí -dijo secamente como si la presencia de la chica le irritara- ¿Qué  quieres ?

-Tan amable como siempre eh Campos -frunció el ceño le dio una palmadita en el hombro y lo empujó,  entrando sin pedir permiso.

-¿Te he dado permiso para pasar, Moratal? -replicaba él mientras se acercaba a Andrea.

-Tú no, pero ella sí -señaló con el dedo a Marina, que salía de su habitación seguida de Hayley, y que observaba la escena con los brazos cruzados- Adiós, Campos.

Las tres chicas subieron a la habitación, y empezaron a arreglar sus respectivos sitios, para cuando viniese Alice.