Inadaptadas

Capitulo XII

Andrea notó su cara empapada de baba. Consiguió abrir sus ojos y descubrió al responsable del suceso. Su perro Chisco tenía ganas de jugar ya de buena mañana. Ella se tapó con la sábana para impedir que el animal sigiera.

-¡Andrea te estoy llamando! -gritó una voz- ¡son las 7:20! -en ese momento Andrea abrió ojos

-¡Ya voy mamá!-lrespondió medio dormida

Salió corriendo de su cama y bajó a desayunar.

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La alarma del móvil con el tono de "Call me maybe" despertó a  Hayley rápidamente.Hizo su cama. Abrió su armario y cogió lo primero que vió. No le da mucha importancia a su ropa. Cogió su camiseta a rayas, unos shorts marinos bien altos y sus Vans rojas favoritas. Unos pocos accesorios por aqui y por alla, y lista.

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Ya cambiada, cerró la puerta de un portazo y bajó a desayunar. Después de haberse tomado su zumo de naranja, le dió el último mordisco a su tostada y cogió su bolso de un tirón.

-¡Adiós mamá!-le dijo a su madre dándole un beso en la mejilla.

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-Marina, cariño despierta.

-Cinco minutitos más...

-Hija sabes que...-no consiguió acabar la frase.

-¡Mamá!-gritó de repente Marina saltando de la cama para abrazar a su madre.-¿Cómo es que estáis aquí? ¿No deberíais venir dentro de dos días?

-Sí, bueno... esque tu padre tenía más trabajo que hacer, y yo me aburría allí, así que hice las maletas y cogí el primer avión que pude.

-¡Oh mamá cuánto me alegro de verte!

-Y yo cariño. Venga arréglate, baja a desayunar y me cuentas que tal fué el sábado.-abandonó la habitación de su hija.

-¿El sábado?-preguntó extrañada.- ¡El sábado!-repitió esta vez furiosa.

Abrió su armario en busca de algo que ponerse. Localizó un vestido blanco muy bonito, a juego de una bonita americana fucsia y unos tacones de ambos colores. Lo cogió todo y fue al baño.

Después de haberse duchado, pintado y peinado, volvió a su habitación para guardar el pijama, y miró su móvil. Las siete y cuarto, y  ella ya estaba. Se miró en el espejo, y decidió ponerse varios accesorios. Abrió su joyero, y buscó su collar favorito. ¡Le iba que ni pintado a ese conjunto! Vió también el anillo rosa y decidió ponérselo también. Tocó sus orejas en busca de sus pendientes, y confirmó que siguen en sus orejas. Cogió un bolso blanco, y echó una última ojeada a la habitación.

Por fin encontró en la mesita la funda de su móvil- Es la foto de una cabina inglesa.-y en un segundo la tiene puesta en su móvil. Rebuscó en su bolso su brillo de labios, y las llaves de casa. Todo listo.

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-¿¡Marina ya bajas?!-gritó su hermano.

-Si pesado.

-Pesada tu....-empezó a reñir Daniel.

-Ya chicos, acabo de llegar y  discutiendo.

-Uy mamá, si tu supieras... a este me lo hubiera cargado el sábado.

-¿Y eso por qué?-preguntó la mujer extrañada.

-¿Se lo cuentas tú o yo?-Marina miró a su hermano con una sonrisa pícara.