Capitulo 10

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Solo escuchar el golpe estruendoso del vaso al estrellarse contra el suelo, Andres viró el rostro solo para ver que la pecosa a la que recién contrato, se encontraba ¡Como no! Ya sonrojada, mirando hacia todos lados como si de algún rincón fuese a brotar algo mágicamente que le ayudará a limpiar el desastre que provocó al derramar un vaso de café. Cuando sus miradas se cruzaron ella pareció sorprenderse, Finalmente se arrodilló a levantar el vaso.
pero como  tirar el café no era suficiente ridículo al parecer,  los pies de la chica decidieron pisar  el café derramado haciéndola derrapar bamboleándose adelante y atrás tratando de mantener el equilibrio, él podía verla ya en el suelo tirada sobre el café, estaba seguro que con lo patosa que era en realidad pasaría, no lo pensó, ni siquiera comprendió que lo hizo moverse, pero lo hizo, cuando se dio cuenta había dado pasos alejándose de Marisa para ir a socorrer a la atolondrada pecosa. Fue fácil esquivar el charco en el suelo, para después jalarla con firmeza entre sus brazos, previniendo así un mayor desastre.

—te tengo— afirmó— te he dicho, Eli, que hay formas menos peligrosas de llamar mi atención—fanfarroneo.

Ella levantó la vista, pensó por un instante que podría gastarle alguna broma por su torpeza solo por molestarla, solo que, las lágrimas en aquellos bonitos ojos verdes le sorprendieron.
—¿Te has lastimado, Eli?— cuestionó al instante.

Ella contuvo un puchero, gesto que casi arrancó una sonrisa de Andrés—, era mi primera tarea del día— confesó apenada.

Él ahora sí que sonrió.
—es solo un café, nada que no pueda solucionarse— consoló.

***

No supo si fue el que la dejara ahí parada como si no acabará de saludarle, o ver qué aunque ya no estuviese a punto de caer aquella chica seguía en brazos de Andrés, o simplemente verlo hacer aquel gesto, aquel que considero algo íntimo entre ambos, vio como Él colocaba dos dedos en la barbilla de aquella chica para después sonreírle amable.

—apuesto que Greta podrá ponerte muchas otras tareas que podrás hacer muy bien— soltó.

La pecosa asintió con timidez.
Si, aquella situación le pareció por demás ridícula, así como él que aquella mujer que no conocía de nada, no pudiese disimular que estaba embobada con los ojos chocolate de Andrés. Prácticamente estaba sin aliento.
Un ardor le envolvió el estómago.
No permitiría que siguiera ignorándola, no se quedaría ahí solo observando como otra mujer así fuera de forma inocente disfrutará de los brazos del rubio, si, aquello eran celos reconoció. Era una estupidez, ella fue quien terminó todo entre ellos, aún así…

—¡Vaya drama!— carcajeo un poco más alto de lo que en verdad pretendió. Llegó hasta ellos cuidando no pisar el café derramado, colocando delicadamente una mano sobre el hombro de Andrés, un toque sutil que Marisa creyó no pasaría desapercibido para ninguna mujer.
— es mucho drama por un poco de café— bromeó.

—Eli es un desastre andando—, Bromeó el rubio.

Solo entonces, Eli salió de sus brazos.

—iré de nuevo por otro café, esta vez no lo tirare— se disculpó, Eli.

Por un momento el breve rubor en las mejillas pecosas de la chica le provocaron ternura a Marisa, no obstante no dejaría que eso la distrajera, ella tenía un objetivo en mente, fijó la vista en los ojos verdes que la miraron entonces con timidez y mostró su sonrisa más amplia, la que volvía loco al rubio ahora a su lado.

—soy Marisa — se presentó extendiendo la mano libre, aquella que no tenía sobre Andrés,  hacia la que reconocía como su rival. La vio parpadear un poco confundida, lanzar una mirada rápida a Andrés antes de animarse a tomarle la mano.

—Soy Eli la nueva empleada— murmuró desviando la vista incapaz de seguir sosteniendo la mirada.

Marisa solo así tío, después hizo algo que jamás hacía, decidió ignorarla y dirigirse solo a Andrés.

— no sabía que necesitarás una nueva empleada?— cuestionó.

—Eli, Querida— interrumpió, Greta— ¿Puedes volver por otro café?— aunque preguntó, aquello era una orden, así que la pecosa asintió antes de salir lo más aprisa que pudo del lugar.

—no lo hacía, fue algo que surgió— respondió, Andrés. Siguiendo con la mirada a Eli que salía del lugar. Gesto que no pasó desapercibido a Marisa.

—Andres, podemos almorzar juntos— sugirió llamando la atención del rubio que la miró con adoración como si Marisa le acabara de decir que le iba a regalar un millón de euros.

—Me encantaría Marisa, pero no puedo tengo pendientes, incluso hoy comeré todos mis alimentos justo en mi oficina— se explicó lamentando declinar una oferta tan tentadora, pero quería conseguir los vídeo de los que entraron a su departamento y contactar un buen equipo de seguridad  que le ayudarán a vigilar a su familia para mantenerla a salvo.

Marisa hizo un mohín, algo que Andrés siempre había considerado adorable.

—Entonces tú y yo en el cielo— pidió con esperanza, juntando ambas manos como si estuviera rezando.

Él  le sonrió y asintió.

—Tú y yo en el cielo, te veo ahí— afirmó.

Ella dio un brinquito de victoria.

Tras despedirse justo cuando salía del despacho, con su andar seguro y sus ideas de bailar por la noche con Andrés, la culpa la envolvió.
¿qué estaba haciendo? Se preguntó, le haré daño, se dijo, sin embargo solo recordar  a  Andrés mirando a Eli le encogía el corazón.
Pese a todo lo que le gritaba a Marisa que debía alejarse del rubio, simplemente no podía, le amaba y sabía que en el fondo Andrés le correspondía.
Quizá, quizá, solo por una vez merecía ser egoísta y permitirse amarlo un poco más de lo que debía.

***

Holo!

El día de hoy he cambiado la portada de está novela, la ame demasiado, espero que a ustedes también les guste, fue hecha por @glow.speech.
Después de cuatro años tiene  al fin una portada que me enamora por completo, estoy muy emocionada por eso. :'3

¿No es hermosa? :'3

¿No es hermosa? :'3

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Siempre una sonrisa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora