Capitulo 7

12.8K 1K 57
                                        

—Entonces ¿por qué lo haces?

La pregunta de Andrés, por un momento pareció tomarla desprevenida, Andrés la observó desviar sus verdes ojos a  las omelette que les acababan de servir,  pretendió no darle mucha importancia a lo que preguntaba para hacerla sentir cómoda, así que coloco un poco de catsup  sobre su desayuno esperando que ella se animará a responder.

—Cuando mamá murió, papá perdió el rumbo— resoplo — ha sido muy duro para él, se ha refugiado en la bebida, así que  trato de ser útil, trato de sacar adelante a mis hermanos,  cuido de mi padre aunque él no esté muy consciente de eso, lo cuido como alguna vez él cuido de mí— una sonrisa triste apareció en su rostro.

Aquel gesto no pasó desapercibido para Andrés, tragó un trozo de omelette para mantener la boca ocupada y no soltar a la pecosa lo que opinaba respecto a su padre. «Cobarde» pensó y el bocado en su boca fue triturado con rabia. 

—no me mal entienda—agregó ella—,  mi padre es un buen hombre…  es solo que la vida no le ha sido fácil— justificó aún con la sonrisa triste en labios, pero los ojos rebosantes de amor.

Aquello era más de lo que él podía soportar,  tomó una servilleta,  se limpió las comisuras de la boca, levantó la mano haciendo un gesto a la pecosa para que ya no hablara. 

—la vida no es fácil para nadie Eli—Dijo al fin—,  quien te diga lo contrario miente—la miró fijo a los ojos—, un padre no debería permitir que su hija se arriesgue en las calles robando, no debería dejar sobre ti carga, tú también perdiste a alguien, él a su esposa pero tú a tu madre, lo que hace no es justo que es el adjetivo más amable que puedo darle sin ofenderte por que me gustaría ser tu amigo y ayudarte.

Clavo sus ojos achocolatados en la pecosa; quien tragó saliva ruidosamente. A Andrés le enterneció que ella contuviera las lágrimas.

— mi padre no es malo…— alegó.

«solo negligente» pensó Andrés, más no lo dijo, temía provocar un disgusto y alejarla—, no dije que lo fuera, sin embargo, lo que haces no está bien, así que, ¿Qué tal trabajar decentemente?— propuso.

De nuevo ella se sonrojo, esta vez sorbiendo las lágrimas, Andrés no pudo evitar sonreír ante aquel gesto, ¿Era consciente de que iba por la vida con las mejillas rojas la mayor parte del día? La cuestión lo tento, podría ver si era así, si ella trabajaba para él.

—¿De que se supone que trabajaría? No tengo una carrera como tal— torció los labios desviando la vista hacia su plato.

—¿Qué tal la chica de los mandados de mi asistente?— ofreció, Andrés.

—¿Ese puesto si quiera existe?— frunció el ceño, viéndolo a él de nuevo.

—si yo digo que existe lo hará, por algo soy el jefe— esbozó su sonrisa ladeada con pedantería.

—fanfarrón— balbuceo, Eli. 

Andrés carcajeo, era gratamente refrescante que, alguien además de su hermano le dijera algo tan sincero a la cara.

—se que lo soy— respondió sin ofenderse, aquello hizo que ella sonriera una vez más.
Es bonita, se dijo Andrés quien no comprendió porque sintió culpa al recordar a Marisa. Así que llevó otro bocado a su boca para evitar pensar.

—¿entonces? ¿En serio me dará trabajo?— se animó a preguntar por fin Eli, y se dio permiso de mirar directo a esos ojos achocolatados que la inquietaban. 

Andres trago de prisa lo que había en su boca, bebió un sorbo de café dándose su tiempo en responder, lo cierto era que por lo regular cuando ayudaba a alguien siempre lo enviaba a con su madre, después de todo la que tenía asociaciones de ayuda era ella, aún bailaba en su mente la pregunta de porqué le había dado su tarjeta a la pecosa, y porque había ofrecido un trabajo a alguien que apenas conocía. 

Siempre una sonrisa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora