Conocía aquel lugar, para su desgracia demasiado bien, aunque está vez el lugar que solía ocupar lo tenía otro niño. Uno al que, Andrés fue incapaz de verle el rostro, pero sí de escuchar su llanto ahogado saber que lloraba de aquella forma para no ser descubierto le rompió el corazon, quizo ir a él, sacarlo de debajo de aquella maldita cama y llevárselo de ahí, de prometerle que estaría a salvo, sin embargo al ser solo espectador en esta nueva pesadilla no tenía voz y parecía anclado al suelo incapaz de moverse.
La impotencia le mostró una cara nueva de su agonía, una que le tenía el estómago estrujado, la garganta atravesada con un nudo que quemaba y las manos rígidas en puños. El pequeño que ocupaba su lugar comenzó a rezar, Andrés sabía por experiencia propia que eso no serviría, no en aquella habitación no con aquel monstruo acercándose a él. El chiquillo gritó aterrado cuando aquel hombre lo sacó de bajo de la cama, y Andrés sintió que la sangre en las venas se le congelaba, peleó por moverse, trató de gritar que aquella bestia cruel dejará al pequeño, quería protegerlo, porque eso es lo que deberían hacer los tíos, porque aquel pequeño lo llamaba y al reconocerlo su mayor temor se volvió más ruin, más vil, porque quién ocupaba su lugar, no era otro si no Adam.
Se despertó con la espalda dolorida, la piel pegajosa por el sudor que lo empapaba y la necesidad urgente de llamar a su hermano solo para asegurarse que Adam estaba a salvo.
Se removió en el sofá y por un mínimo instante se arrepintió de haber cedido su habitación a Eli para que descansará y no haber aceptado que la pecosa compartiera cama con sus hermanos tal como ella había sugerido.
Soltó un largo suspiro con la idea de ponerse en pie para salir al balcón y que el aire frío le arrancará las pesadillas y con un poco de suerte le regresará la calma.
No supo bien porque hizo aquello, si por fastidio o por no querer mostrar que había tenido una pesadilla de mierda, pero al escuchar unos torpes pasos salir de una de las habitaciones decidió mantener los ojos cerrados y fingir que dormía.—no hagas ruido, Eli, no despiertes a nadie— susurró la pecosa, Andrés tuvo que morderse los labios para no reír, porque aquel era el susurró más escandaloso que hubiese oído.—sin despertar a nadie— insistió con una genuina preocupación.
Andrés pensó en sentarse de golpe y hablar fuerte solo para verla brincar del susto, sin embargo no lo hizo. No cuando sintió la presencia de la chica cerca a dónde él estaba.
—Está despierto ¿Cierto?— Interrogó en el mismo tono de susurró escandaloso.
Volvió a suspirar y abrió primero un ojo, solo para topar con la pecosa junto al sofá parada tan cerca como para poder verle las pecas bañadas con ese rubor rosa que solía acompañarla.—al parecer sí— respondió abriendo ambos ojos de una buena vez.
—¿Lo desperté? Lo siento mucho…
—estaba despierto desde antes que salieras con tus pasos de dinosaurio, Eli. no necesitas disculparte— la interrumpió.
Ella lo observó entonces, lo que no supo Andrés fue por qué su mirada lo inquietaba un poco.
—¿Un mal sueño?— cuestionó, sin dejar que él respondiera— tiene suerte, sabe, conozco la técnica perfecta para espantar los malos sueños— sonrió con orgullo.
Y aquella sonrisa, aunque Eli no lo supo, calmó un poco la angustia de las pesadillas en Andrés.
—¿Cuál es la famosa técnica?
Ella se inclinó un poco, solo un poco y su largo y castaño cabello aprovechó a echarse sobre su hombro, de una forma que Él sintió deseos de pasar los dedos por su melena.
—Cuando mis hermanos pequeños tienen algún mal sueño, suelo cantarles…
—¿Y espantas las pesadillas con tu horrible canto?— soltó aquella pregunta solo para molestarla.
Ella frunció las cejas y le revoleo los ojos, aquello lo hizo sonreír aún más. ¿Quién se atrevía a revolear los ojos ante él? Solo aquella chica de cara llena de pecas.
—No canto tan mal— se defendió— además es algo que funciona— aseguró.—¿Funciona por qué lo dices tú?— siguió molestándola.
Ella negó, y en sus ojos un atisbo de tristeza brillo por un momento— funciona porque es una técnica que me enseñó mi mamá.
Andrés no quiso bromear más, la vio sentarse de a poquito en el suelo al lado del sofá donde él permanecía acostado. Era un idiota, pues claro que solo una madre enseñaría que cantar aleja las pesadillas y él quizá lo sabría si hubiera tenido una madre en sus primeros años de vida, aquellos que fueron los más duros . —¿Y cuál era la canción de tan infalible técnica?— está vez preguntó con cierto respeto, y un tanto de curiosidad por aquel trozo de infancia de Eli.
Ella abrazó sus rodillas y recargo la barbilla sobre ellas, desde esa posición fijó su mirada en él que se había recostado de lado para verla.
—la verdad es que no lo recuerdo con exactitud, hace mucho ya de que mi madre cantó para mí— admitió y sus ojos se cristalizaron, aunque parpadeo rápido para evitar llorar— suelo cantar: sin miedo.—¿Sin miedo?— arrugó un poco la nariz y Eli sonrió al verlo.
—¡Oh, vamos! ¡Sin miedo!— insistió, al ver qué Andrés seguía sin entender, decidió comenzó a cantar—Sin miedo sientes que la suerte está contigo
Jugando con los duendes, abrigándote el camino, Haciendo a cada paso lo mejor de lo vivido—lo escucho reír y aquello la motivo a seguir cantando—,
Mejor vivir sin miedo, Sin miedo, lo malo se nos va volviendo bueno—meció su cabeza de un lado a otro con ritmo—Las calles se confunden con el cielo, Y nos hacemos aves, sobrevolando el suelo, Así, sin miedo, si quieres las estrellas, vuelco el cielo
No hay sueños imposibles ni tan lejos
Si somos como niños
Sin miedo a la locura, sin miedo a sonreír.—cantas horrible, Eli— acusó sin dejar de reír.
Ella le regresó la sonrisa—pero funcionó ¿A qué sí? Se fueron los malos sueños— señaló triunfal.
Él dejó de reír, parpadeo lento y después negó divertido— es una técnica inflable sin duda— aceptó.
Eli asintió— lo es, lo sé, es porque me la enseñó mi mamá.
—puede ser por eso— cedió. «aunque también puede ser porque quien canta eres tú» pensó.
¿Por qué te levantaste?— cambio tema.Eli recordó entonces que había ido allí por un poco de agua.
—tenía un poco de sed, y no podía dormir— confesó.Él susurró entonces imitandola— tengo una técnica inflable para el insomnio.
Eli volvió a clavar sus ojos en él y Andrés sintió de nuevo aquella ola suave de inquietud.
—¿Esa técnica se la mostró su madre también?— quiso saber, ella.Andrés negó— fue mi hermano, cuando niños yo no dormía por…— desvió la vista— me costaba dormir— carraspeo— Aitor, mi hermano, elegía una película y nos sentamos juntos a verla, así tendría compañía en lo que el sueño llegaba.
— si quiero ver una película— accedió con emoción.
Andrés se removió entonces dejándole espacio en el sofá antes de encender el televisor— pero en cuanto te vea bostezar te echaré a tu cama, Eli— advirtió.
— pasaremos la noche completa en vela, sabe, no me duermo con facilidad en casa ajena— señaló.
Y Andrés le hubiera creído, de no ser porque tan solo una hora y media después de encender el televisor Eli se apoyó en su hombro completamente dormida.
—la noche en vela— repitió divertido.
Apoyó la espalda en el sofá lo suficiente para estar cómodo sin despertarla, la dejaría así solo un poco, terminaría la película y entonces la movería a la recámara y el dormiría en el sofá, ese era el plan, solo que Andrés no supo en qué momento él también se durmió, ahí sentado con aquella chiquilla pecosa que había tomado su hombro cómo almohada y que resultó ser un atrapasueños porque con ella las pesadillas no volvieron.***
Holi, como habrán notado quienes leyeron esta historia, anteriormente está escena no ocurría así, he ido modificando de a poco los capítulos puliendo un poco detalles que no me cuadraban de la historia, así que notarán la diferencia conforme avancemos. Esperemos que siempre una sonrisa esté completa antes de finalizar el año.
Gracias a todos por su paciencia, por sus mensajes, por su cariño, lamento la espera, he vuelto. :3

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Siempre una sonrisa
RomansaAndrés sabido, es un exitoso abogado, con un pasado tormentoso. Tras vivir el dolor y la crueldad en su niñez, fue llevado a la luz al encontrar a un amigo sincero que se volvió su hermano, tras ser adoptado e iniciar una vida llena de amor, dejó a...